"Apenas cesado en su cargo como president del Govern (en el verano del 2007) trascendió a la opinión pública el enorme desfase entre los ingresos fiscalmente declarados y el altísimo nivel de vida del que, tanto don Jaume Matas como el resto de su familia disfrutaban con descarada ostentación", informó en 2012 el juez mallorquín José Castro a la Justicia norteamericana en su comisión rogatoria.

Castro dibujó el perfil de Matas como el de un político corrupto que se enriquece mientras ocupa altos cargos e invierte ese dinero ilícito en caros inmuebles y otros caprichos.

La familia Matas "ha adquirido una vivienda en el centro histórico de Palma, de 475 metros cuadrados más un garaje de 60 metros cuadrados, equipada con electrodomésticos y mobiliario de altísima gama", añade el magistrado español. "También han comprado un lujoso piso de unos 180 metros cuadrados, más dos plazas de garaje, situado en un barrio residencial de Madrid" y que figura a nombre del presunto testaferro Bartolomé Reus, exconseller de Jaume Matas en el Govern.