Ni siquiera el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) ha conseguido aplacar los tambores de guerra. La convocatoria de una huelga en la educación balear es una pésima noticia. Que tenga carácter indefinido es un error estratégico de los convocantes porque nadie aguanta un pulso que se prolongue, sin respiro y sin ingresos, más allá de una semana o diez días. Ni siquiera los rudos mineros británicos lograron doblegar a Margaret Thatcher. La actitud del Govern con respecto a los paros es estúpida y en relación a los enseñantes es prepotente. La decisión de aprobar otro decreto ley para imponer sí o sí su plan demuestra de nuevo un talante poco conciliador. ¿Cómo se va a avanzar en la negociación con una consellera que sostiene que nada sabe sobre la materia de la que es responsable? ¿Cómo se apaciguarán los ánimos con un conseller en la sombra que no duda en repartir expedientes a siniestra y siniestra? ¿Cómo se puede replicar con un decreto a un auto del TSJB en apenas una hora? ¿Dónde están la templanza o el espíritu pacificador?

El Govern, que prometió autopistas de la enseñanza en contraposición a las de asfalto de Jaume Matas y Mabel Cabrer, ha convertido su política educativa en un camino pedregoso lleno de baches y sobresaltos. El TIL o Tractament Integral de Llengües parte de una gran idea: que todos los alumnos salgan de las aulas hablando catalán, inglés y castellano. Sin embargo, dos objeciones ensombrecen el proyecto. La primera es que el objetivo se plantea de una forma perversa, con una intención oculta: a Bauzá le interesa, y con razón, la enseñanza del inglés, pero mucho más la desenseñanza del catalán. La segunda cuestión es que no se han calibrado bien las fuerzas necesarias para alcanzar la meta. Un profesor puede tener un nivel decente de inglés, que le permita recorrer el mundo sin problemas de comunicación y, sin embargo, ser incapaz de impartir una clase de filosofía o matemáticas en la lengua de Obama, Cameron o Shakespeare. Para lograr una adecuada preparación de los docentes debería destinarse mucho más dinero a formarles, facilitarles la inmersión en la lengua inglesa -la inmersión en un idioma es el mejor sistema para dominarlo- con estancias en países en los que sea oficial y después, solo después, enfrentarles a una clase. De lo contrario es posible que lo único que se construya con el TIL sea un gran paripé en el que un docente entrará en el aula, saludará con un "good morning" y a continuación seguirá con un "abran el libro por la página 88".

El Tribunal Superior dijo el viernes cosas parecidas desde una óptica jurídica. Se puede implantar el trilingüismo, "pero en un estado de derecho, el fin no justifica los medios". Tan importantes son las metas como los medios que se utilizan para alcanzarlas.

El Govern de Bauzá ha demostrado una capacidad sobrada para negociar con los hoteleros y decirles que sí a todo. También ha rectificado el rumbo y renunciado, al menos temporalmente, a imponer los impuestos mal llamados ecológicos tras la rebelión de las patronales del comercio, la restauración o las grandes superficies. El president no ha dudado a la hora destituir y descalificar con los hechos a Pep Ignasi Aguiló, el conseller al que partieron la cara mientras defendía a su jefe, ahora exjefe. Turismo intenta apaciguar a casi todas las patronales cuando se rebelan contra la prohibición de los alquileres turísticos en pisos y les anuncia sin problemas que no habrá muchas inspecciones, que la ley seguirá pero se aplicará poco.

En cambio, el Govern muestra un comportamiento muy diferente en educación. Debe andar algo anticuado en pedagogía porque aplica el viejo aforismo "la letra, con sangre entra". O con sanciones, o con decretos... El Govern considera que todos los enseñantes son catalanistas ocultos a los que hay que poner en vereda. Con ellos no vale el diálogo que se mantiene con otros colectivos. Por eso cayó Bosch, por hablar. Con los maestros solo se puede aplicar la mano dura. No se les debe escuchar ni siquiera cuando tienen razón. Aunque cueste una huelga o un varapalo de los jueces.