­Llegaron por primera vez a la isla cuando él tenía 24 años y ella 22. Desde entonces han regresado cada año hasta ahora, ya jubilados, a sus 74 y 72 años de edad. Eduardo y Marianne Klevers se definen a sí mismos como "dos turistas extranjeros más", pero no pueden ocultar la emoción que les produce el ser homenajeados por su fidelidad a Mallorca durante 50 años. El president del Govern, José Ramón Bauzá, les ofreció ayer una recepción en el Consolat de Mar, tras la cual les obsequió con el libro ´Illes Balears´ en alemán y otro sobre la presencia de Gaudí en la Catedral.

Residentes en Frimmersdorf (Colonia), conocen tanto la isla como la región en la que viven. "Cuando están aquí, raro es el día en el que no cogen el coche y se van a visitar algún lugar", explica su amigo Lluc Pou, quien les acompañó a la recepción y ejerció de traductor. Y es que ellos no conocen el castellano o el catalán más allá de lo que, con buen humor, definen como el "idioma de los turistas", es decir, cómo pedir un menú o preguntar por una dirección. Pou matiza que eso no es del todo cierto, ya que saben expresiones sueltas, aunque se muestran reacios a pronunciarlas. Intentaron aprender el idioma, pero "son más de números y les resultaba muy difícil".

Eso no ha sido un obstáculo para que sientan a la isla como su segunda casa. La primera vez que vinieron a Mallorca se hospedaron en un hotel de s´Arenal y después han cambiado de lugares, aunque con un denominador común: siempre han elegido hoteles de la familia Cabrer. Ayer también les acompañaba en su visita a Bauzá el director y propietario del Hotel Manaus, Jordi Cabrer, y su hijo, una familia con la que han trabado amistad. Admiten que en un momento determinado pensaron en comprarse un apartamento en la isla, pero incluso su amigo Lluc Pou les quitó la idea de la cabeza. "Teniendo aquí a la familia Cabrer no tiene mucho sentido para pasar sólo unos días al año". Claro que mientras su hijo fue pequeño su estancia en Mallorca era de algo más que unos días. "Llegábamos a venir hasta tres veces al año", explican. Incluso han llegado a pasar la nochebuena y nochevieja en la isla.

Su hijo estuvo viniendo también cada año hasta que cumplió los 27. Desde entonces sus visitas han sido más esporádicas, aunque la fidelidad del matrimonio Klevers a la isla se ha contagiado a amigos "Son como unos embajadores de Mallorca", asegura Jordi Cabrer.

Como visitantes asiduos, son conscientes de la grave crisis económica que atraviesa España, aunque aseguran que como turistas no han notado ningún cambio. Lo saben por la especial atención que prestan a las noticias que se publican en Alemania sobre nuestro país, ya que les interesa conocer qué ocurre en Mallorca. De la actual situación económica Marianne afirma que lo que más lamenta es el desempleo juvenil. A lo que no hacen mucho caso son a las informaciones críticas con Mallorca que publican medios sensacionalistas alemanes, con el Bild a la cabeza. "No nos gusta lo que dicen porque no es verdad; esos periodistas no han estado realmente en Mallorca", afirma el matrimonio.

Los Klevers tienen claro que seguirán viniendo a la isla para disfrutar tanto de la costa como de la Part Forana. Saben que son bienvenidos, como les quedó ayer claro en su encuentro con Bauzá.