El tijeretazo sanitario continúa. En su comparecencia parlamentaria de ayer para explicar el presupuesto de su departamento, el conseller de Sanidad, Martí Sansaloni, reconoció que durante el año 2013 deberá acometer recortes por valor de otros 48 millones de euros, cifra que calificó de "un poquito", pese a que equivale al coste total durante un año de un hospital como el de Manacor. La oposición, ayer representada solo por el PSOE (los representantes de PSM-Iniciativa-Entesa se sumaron a la huelga general), hace cálculos bien distintos a los del conseller: teniendo en cuenta que el IB Salut gastará finalmente este año 1.250 millones, que el Govern solo ha presupuestado 1.141 millones para 2013 y que algunas partidas de ingresos están "absolutamente infladas", a la sanidad balear le faltarán cerca de 200 millones para ofrecer sus servicios con normalidad durante el próximo año. Es decir, si fueran ciertas las estimaciones socialistas, el recorte de 48 millones de euros que anuncia el conseller sería insuficiente para cumplir el presupuesto, aunque en el PSOE insisten en que la cuestión no consiste tanto en cuánto dinero se ahorra como en qué servicios básicos se van a dejar de prestar en un área tan sensible como Salud.

No comparte ni esas cifras ni esos criterios el conseller. Sansaloni asume que el objetivo de gasto que se han marcado para 2013 es "restrictivo" y que el ajuste para lograrlo será "duro", pero asegura que es "factible" sin deteriorar la calidad de las prestaciones. El conseller deposita gran parte de sus esperanzas en la ampliación de jornada a los trabajadores a 37,5 horas semanales, medida que considera clave para poner freno a unas listas de esperas disparadas, tras meses de recortes: "Tenemos que poner el buque a velocidad de crucero y activar las 37 horas y media. Lo que no podemos hacer es pagar peonadas (horas extra fuera de jornada para que los médicos eliminen lista de espera), porque no tenemos los 30 millones que se gastaron ustedes", espetaba Sansaloni a Vicenç Thomàs, exconseller de Sanidad y actual portavoz sanitario del PSOE.

Los ataques del conseller

No fue la única invectiva del conseller a su predecesor socialista. De hecho Sansaloni, que desde su estreno hace una semanas ha mostrado una agresividad dialéctica que va más allá de lo habitual en el Parlament (y de lo habitual en el propio Sansaloni, siempre educado fuera de la cámara), dedicó en su último turno de réplica más tiempo a hablar del "egocentrismo" y la "demagogia" del socialista, y a decirle cuanto le decepcionada su actitud, que a responder a algunas de las preguntas que le formuló el exconseller Thomás. Y eso que algunas cuestiones tenían miga e interés público. Thomás preguntó por ejemplo por la reducción presupuestaria de Son Espases (un 13%) y por sus efectos en los servicios o el impacto en puestos de trabajo del hospital. No obtuvo respuesta. También inquirió por el dinero que se va a destinar a rehabilitar Son Dureta, se interesó por saber si hay algún plan de choque contra las listas de espera, y trató de averiguar cuánto va a gastar el Govern en pagar la renta mínima de inserción que cada vez más personas necesitan, dada la persistencia de la crisis. Tampoco respondió el conseller, que lo más concreto que explicó a preguntas de Thomàs fue en referencia al futuro de los hospitales sobre los que se cierne aún la amenaza de cierre, el General y el Joan March: "Tendrá noticias, señor Thomàs, pero no me marque los tiempos".

Listas de espera crecientes

Sí respondió en cambio Sansaloni cuando la socialista Conxa Obrador le inquirió por el futuro de las mil personas que están en lista de espera para lograr una plaza de residencia. El conseller lamentó la situación, afirmó que le gustaría concertar más plazas, pero reconoció que no lo hará: "No tenemos dinero para concertar nuevas plazas en bienestar social". Y eso que en bienestar el presupuesto sube un 13%, aunque es una subida irreal: la partida aumenta para corregir un error del presupuesto de este año, que destinó al pago de ley de dependencia mucho menos de lo preciso para pagar a los dependientes. Eso se corrige parcialmente en 2013, razón por la que el dinero para bienestar sube.

El objetivo que nadie ha logrado

El conseller centró su defensa de las cuentas de su área en "el cambio de tendencia que suponen". Explicó que el objetivo ha sido que el presupuesto se acerque al máximo a la realidad del día a día. Y razones tiene para marcarse una misión de apariencia tan lógica, pero tan pocas veces asumida: desde hace casi una década la sanidad acaba costando cada año casi 200 millones más de los que se presupuestan. Sansaloni asegura por ello que las medidas para recortar 119 millones este año se repetirán en 2013, y además se ajustarán otros 48 millones para conseguir lo nunca logrado por nadie hasta ahora: que la sanidad cierre solo con el déficit previsto. "Es difícil, pero posible con el compromiso de los profesionales".