El informe interno señala que con este tipo de sistema de explosión no sirven los inhibidores de frecuencia, que muchas veces han evitado que una bomba pudiera ser activada a través de un mando a distancia. El terrorista dispone de hasta 24 horas para dejar la bomba, activarla y después esconderse o incluso huir. Sin embargo, en el caso de los terroristas que actuaron en Mallorca, después de provocar la muerte de dos agentes de la Guardia Civil, siguieron en Mallorca. Días después provocaron la explosión de cuatro pequeños artefactos que colocaron en distintos locales de la zona del Portixol. También estas bombas se activaron manualmente y se programaron para que explotaran prácticamente al mismo momento. El objetivo inicial de la organización no era provocar víctimas mortales.