Los cinco detenidos por la presunta corrupción en torno al Palma Arena recibieron un trato semejante, o incluso mejor, que otras personas en sus mismas circunstancias. Así lo manifestaron ayer los policías que el pasado sábado trabajaron en los juzgados de guardia de Vía Alemania.

Ese mismo día, los informadores apostados a la puerta asistieron a la llegada de diversos arrestados que descendían del furgón policial del mismo modo: esposados y en pareja. En la jornada de ayer, el procedimiento se volvió a repetir: dos detenidos entran en las dependencias judiciales unidos mediante grilletes colocados en sus respectivas muñecas de la mano derecha.

Los agentes encargados de la custodia de Rafael Durán, Pepote Ballester, Miguel Romero, Jorge Moisés y Miguel Ángel Rodríguez permitieron que sus abogados les entregaran en los calabozos bocadillos y botellines de agua. También pudieron ducharse y cambiarse de ropa antes de comparecer ante el juez. Estas ´licencias´, recuerdan, no las disfrutan los ciudadanos defendidos por letrados de oficio. En cambio, algunos policías se vieron obligados a doblar el turno y se quedaron sin cenar hasta que el magistrado redactó el auto y los cinco imputados fueron liberados de madrugada.

Por otra parte, fuentes próximas a la instrucción del caso informaron de que el juez José Castro no ordenó la detención de los presuntos implicados, sino que fue la Policía Nacional. Asimismo, señalan que el encierro de los imputados durante 72 horas se debe al ingente volumen de documentación incautada en los registros. Los investigadores trabajaron cerca de doce horas diarias para poder revisarla a tiempo y luego interrogar sobre ella. En cuanto al uso de esposas, se subraya que los agentes no habían recibido órdenes de sus superiores relativas a evitar su uso y que, por tanto, se siguió el protocolo habitual. Un miembro veterano del Sindicato Unificado de Policía (SUP) puntualiza: "Desde el primero al último detenido tiene que ir esposado. El único responsable del modo en que se hace es el policía al cargo".

Asume la responsabilidad

Mientras tanto, el Delegado del Gobierno, el socialista Ramón Socías, insistió en que había ordenado que los agentes encargados de las detenciones en el marco de la operación Espada fueran respetuosos con los arrestados, de forma que estos se pudieran asear, cambiar de ropa y ser conducidos hasta el juzgado sin esposar. Por eso, admitió que alguien en la cadena de mando ha desobedecido sus instrucciones directas, ordenando un informe a la Policía nacional para saber quién había incumplido las directrices.

Posteriormente, trascendió que el comisario jefe de Seguridad Ciudadana admitió que se olvidó de comunicar a los agentes encargados de la custodia de los detenidos las indicaciones de Socías. En la misma línea, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, desveló que se está investigando la actuación policial. El presidente del PP, Mariano Rajoy, informó de que solicitará la convocatoria de la Diputación Permanente del Congreso para que Rubalcaba explique lo sucedido en Balears.

Cruce de acusaciones

Alfredo Pérez Rubalcaba

"El delegado del Gobierno en Balears, Ramón Socías, dio una instrucción concreta que no se ha cumplido"

"Se pidió justamente lo contrario, es decir, actuar con prudencia y mesura durante el traslado de los detenidos"

"El PP tenía conocimiento de la operación porque Socías se reunió con sus dirigentes antes y después"

Mariano Rajoy

"Lo que ha sucedido en Balears constituye un acto infame impropio de una democracia moderna"

"Hay detenciones televisivas y filtraciones de secretos de sumario que no respetan el derecho al honor"

"Son detenciones televisadas. Pediré que el ministro dé explicaciones en el Congreso"