"Esto es como una pesadilla. ¿Por qué le ha tocado a mi hermano?". La familia de Carlos Sáenz de Tejada García, el guardia civil de 28 años originario de Burgos que perdió la vida tras explotar un coche patrulla en Palmanova, estaba sumida ayer en una profunda tristeza. En sus mentes se acumulan todo tipo de preguntas sin respuesta. Es la impotencia de haber perdido a un hijo o un hermano de un zarpazo. "Carlos calmaba siempre a mi madre diciéndole que estuviera tranquila porque en la isla no iban a poder entrar una bomba y mira... la bomba le tocó a él", comenta la hermana de la víctima con lágrimas en los ojos. "Mi madre no ha podido aguantar y se ha quejado ante Zapatero y Rajoy por la situación tan terrible que viven los cuarteles de la Guardia Civil. Se ha dirigido al presidente con educación y le ha reprochado que estos jóvenes guardias civiles se juegan la vida a diario y que en las casas cuartel no hay suficientes medidas de seguridad", agrega la familiar.

"Esto no puede seguir así. Si en los cuarteles como en el que estaba Carlos faltan medios y medidas de seguridad, hay que poner remedio", recalca el cuñado del agente fallecido, muy afectado por el atentado. "Los coches patrulla se quedan aparcados en la calle y es muy fácil que un terrorista coloque una bomba lapa", se lamenta el joven. Carlos Saénz de Tejada era el menor de tres hermanos. Su familia ayer estaba destrozada. Además del dolor, sentían la lejanía de no poder estar en su tierra, Burgos. Ayer mismo por la tarde, los familiares más cercanos regresaron a la península con el cuerpo del guardia civil en un avión desde la base militar de Son Sant Joan. Les acompañaban varios mandos de la Guardia Civil. "No creo que vuelva jamás a la isla", comenta apenada la hermana de Carlos, al tiempo que recuerda que sus padres vinieron a Mallorca hace muchos años de viaje de novios.

Con una humanidad tremenda en sus miradas, los familiares del burgalés no dejan de agradecer la atención que han recibido de la Guardia Civil. "Se han portado muy bien con nosotros. No nos han dejado ni un momento. Nos han estado atendiendo constantemente y un psicólogo del cuerpo nos ha estado apoyando", comenta una de las hermanas del fallecido. La joven recuerda que cuando Carlos entró en el cuerpo su madre se disgustó: "Ella no quería que fuera guardia civil. Tuvo un disgusto porque siempre tenía esa preocupación de que le podía pasar algo. Nosotras le decíamos que esa era su vocación e ilusión".

El burgalés había sido militar profesional en su tierra durante seis años. "Era un chaval muy sanote, muy majo", dice un compañero. "Le gustaba el deporte, jugaba al fútbol e iba a correr. También era un apasionado de los animales. Tenía un perro en Burgos y llamaba muy a menudo preguntado por él", apunta un familiar. Además de tener dos hermanas, Carlos tenía varios sobrinos de corta edad y era padrino de uno de ellos. Vivía en un piso en Palma con varios amigos desde hacía un año. "Su mayor ilusión de siempre era ser guardia civil. Se apuntó a natación hace un tiempo e incluso pasó las pruebas físicas de la Policía Nacional, pero él quería ser guardia civil. Luego, cuando entró en el cuerpo, hizo las prácticas en Mallorca y le destinaron aquí también. Él estaba muy contento aquí con su trabajo", destaca su cuñado con los ojos llorosos.

LAS FRASES

"Carlos calmaba a mi madre diciéndole que en la isla no iban a poder entrar una bomba. Y mira... la bomba le tocó a él"

"Si en los cuarteles de la Guardia Civil faltan medios y medidas de seguridad, hay que poner remedio"

"Su mayor ilusión de siempre era ser guardia civil. Incluso había pasado las pruebas físicas de la Policía Nacional"

"Mi madre se ha quejado ante Zapatero por la situación tan terrible que viven los cuarteles. Le ha reprochado que en las casas cuartel no hay suficientes medidas de seguridad"