Los cuatro detenidos en la operación Troika han permanecido prácticamente incomunicados. Por orden expresa del juez Baltasar Garzón, se les prohibió que mantuvieran ningún tipo de contacto entre ellos. De hecho su llegada al juzgado, que estaba literalmente "tomado" por guardias civiles fuertemente armados, se realizó en distintos vehículos. No interesaba que pudieran hablar para evitar que pudieran preparar una estrategia conjunta. Los cuatro están ahora en Madrid.