¿Qué es una mente maravillosa? Esa fue la pregunta que lanzó en la tarde de ayer en la sede del Club Diario de Mallorca Carlos Blanco, superdotado de 21 años que, entre otros logros, cuenta ya con la licenciatura de química, filosofía y teología .

"Un genio tiene que ser creativo y tener capacidad de crítica ante lo que le rodea y con su época", respondió el conferenciante al final de la ponencia, quien ya había señalado antes su preocupación por la tendencia actual hacia una sociedad cada vez más tecnocrática y funcional, "que puede acabar por agotarse y que no crea nada", señaló. En este sentido, Blanco también argumentó que las teorías no se han de medir nunca por la utilidad de sus aplicaciones.

El ponente, que con 12 años ya tenía el título de egiptólogo y que actualmente está estudiando dos doctorados, desmontó con ejemplos históricos falsas creencias generalizadas al señalar que una persona con un gran coeficiente intelectual no tiene porqué ser una mente maravillosa, como tampoco lo garantiza el haber sido un niño prodigio o el tener una capacidad descomunal en determinado ámbito cómo puede ser el cálculo mental o el dominio de lenguas.

Estas fueron las conclusiones a las que llegó, ante un público numeroso, después de hacer un pequeño resumen de su primer libro de divulgación: ´Mentes Maravillosas que cambiaron la Humanidad´. En esta obra aparecen todos los genios e invenciones que cumplen los requisitos antes mencionados: desde Sócrates hasta Guttenberg y Edison, sin olvidarse a Einstein, Galileo Galilei y Mendel.

Entre los descubrimientos destacados como genialidades, Blanco dijo quedarse con tres: la escritura, como principio de la historia; el número cero, que permitió iniciar el cálculo infinitesimal; y el calendario, la idea del tiempo y de medirlo. Sobre los interrogantes más grandes de la humanidad son en su opinión los que tantas veces se han mencionado: el origen de la materia; el de la vida, que quizás conozcamos algún día; y el de la conciencia humana.

Para Blanco, la clave del progreso es saber integrar diferentes campos del conocimiento, pero no confundir los distintos métodos.