El escenario tras los comicios del pasado día 27 de mayo coloca una vez más a los partidos de Balears en un escenario de pactos con UM como partido necesario para controlar las principales instituciones, una situación que se inauguró en 1995 con la formación del primer Pacto de Progreso en el Consell de Mallorca que marcaría el principio de la presidencia de Maria Antònia Munar en la institución insular, ininterrumpida hasta ahora. La legislatura de 1995-1999 fue un ensayo general de lo que después se convertiría en un pacto global, cuya negociación fue larga aunque marcada por la convicción tanto por parte de los partidos progresistas como por el PP de que las preferencias de UM se dirigían a la renovación de su acuerdo con los partidos de izquierda. Las malas relaciones con el PP no se habían mitigado y en el partido que lidera Munar la desconfianza hacia los conservadores y su tendencia a intentar engullirles pesaba tanto como la evidencia de que, electoralmente, su unión con las fuerzas progresistas había sido beneficiosa.

Las elecciones de 1999 habían hecho perder al PSM un diputado, lo cual no impidió que fuera el primero en mover ficha para formar un pacto anunciando que pediría la presidencia del Consell o conselleries del Govern. A su vez, el entonces presidente del PP balear, Joan Verger, apelaba como principal argumento para seducir a UM el que su partido tenía el Gobierno central. UM se lo tomaba con calma y dejaba filtrar sus posibles exigencias: la presidencia del Govern para Munar o que el PP garantizara la devolución a Balears de un considerable montante económico del que aportan las islas al Estado. Verger no se engañaba y dejaba claro que lo primero que debía decidir UM era si tenía "voluntad de negociar".

El primer paso de UM, a pesar de mostrarse abierta a la negociación con todos, fue negociar primero con el PSM "en clave nacionalista y no de izquierdas o derechas". El PSM recogió el guante, aunque dejando claro que no se saldría del Pacto de Progreso. Para PSOE y EU el mensaje de Munar estaba claro: era su adiós a Jaume Matas al menos para esa legislatura. El 10 de julio de 1999, el Consell Polític de UM acordó por unanimidad apoyar a Antich para la presidencia del Govern, hasta el punto de mostrarse dispuesta a irse a la oposición si no cuajaba el Pacto de Progreso. Hasta llegar a ese punto, los contactos con el PP habían sido formales y escasos. La promesa de Matas de fuertes inversiones estatales no hizo mella en UM ya que, según Munar, no tenía "credibilidad".

Sin embargo, el acuerdo para el pacto pasaba porque UM gobernaría el Consell en solitario y no entraría en el Govern, a lo que el PSM se opuso exigiendo formar parte del gobierno insular. La postura del PSM hizo peligrar el Pacto de Progreso y se llegó a la fecha de la constitución del Parlament sin un acuerdo cerrado, lo que obligo a aprobar una mesa provisional, bajo la presidencia temporal del socialista Antoni Diéguez. Al final, UM cedió y el pacto se cerró. El PSOE se quedaba con la presidencia del Govern y los consells de Menorca y Eivissa, UM con la del Consell de Mallorca. En el Ejecutivo balear las áreas de mayor importancia se repartían entre PSOE y PSM, que en el Consell se hacía cargo de áreas menores.

En 2003 la situación cambió radicalmente. Las urnas dieron la mayoría absoluta en el Parlament al PP, además de la del ayuntamiento de Palma y la victoria en las Pitiüses. Sólo el Consell de Mallorca, de entre las principales instituciones, quedaba en el aire con UM como necesaria para el gobierno insular.Tras una tensa legislatura, marcada por las malas relaciones entre UM y el PSM, los partidos progresistas tenían poco que ofrecer a Munar. Por si acaso, Matas se adelantó: aunque no necesitaba a UM en el Parlament apeló a la estabilidad y gobernabilidad para ofrecer al partido de Munar todo el Consell salvo las áreas sociales, que quedarían en manos del PP agrupadas en s´Institut. Munar dio tiempo al Pacto de Progreso para que le planteara una contraoferta. Los esfuerzos de Antich por consensuar un documento atractivo para UM chocaron con las reticencias del PSM, planteando constantes escollos. Antich ofreció a Munar gobernar el Consell con el apoyo externo de EU-Els Verds y el PSM, aunque evidentemente la oferta del PP era más jugosa. El pacto entre PP y UM quedó rubricado el 17 de junio. En medio de la satisfacción, una advertencia del presidente del PP de Mallorca, Pere Rotger: "Esta legislatura es una prueba de fuego para PP y UM".