No hay acto que organice una comunidad de inmigrantes, ya sea peninsular, comunitaria o extracomunitaria, a la que no acuda algún representante político. Cada vez es más común oír expresiones del tipo "balear es el que así se siente", mientras que las críticas con trasfondo xenófobo se alejan de los extranjeros que viven en suelo balear.

La razón es, sobre todo, su peso en la comunidad autónoma y su influencia en los censos electorales. Una comunidad que se caracteriza porque casi la mitad de la población ha nacido fuera de ella. De hecho, no es la cosmopolita capital española la que cuenta con la tasa de población extranjera más elevada en todo el Estado, sino Balears: más del 13% frente al 11% de Madrid o la media estatal del 7%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los extranjeros que residen en las islas, de acuerdo al padrón municipal de este año, suman 154.866.

Torre de Babel

No extraña pues que el padrón de Balears refleje que en ella están representadas más de 130 nacionalidades.

Una torre de Babel golosa en la que también destacan los otros inmigrantes, los peninsulares que han echado raíces.

Los habitantes del archipiélago balear ascienden ya a 980.472. Del total, han nacido en Balears 561.240, es decir, el 57%.

De otras comunidades autónomas proceden más de 246.00 habitantes y los nacidos en el extranjero superan los 151.000, según el Institut Balear d´Estadística.

¿En qué se traduce esta realidad? En que desde el punto de vista electoral no se pueden descuidar las necesidades de los extranjeros y los forasters.

El peso de los ciudadanos de la UE no es novedad. Los alemanes, más de 22.500, o los británicos (superan los 14.700) o los italianos (más de 8.400), sólo por señalar las tres nacionalidades europeas más numerosas, tienen derecho a votar en las elecciones municipales.

La inmigración que ha llegado de otras autonomías no es baladí. Por poner un ejemplo, los andaluces pronto rondarán los 90.000, seguidos, con diferencia, por catalanes, castellano-manchegos, madrileños, valencianos o castellano-leoneses.

Otro cantar que no hay que descuidar es la comunidad latinoamericana. Se calcula que rondan las 70.000 personas. Muchos cuentan los días para cumplir con los dos años de residencia que se les exige para solicitar la nacionalidad española, con lo que serán ciudadanos de pleno derecho. Las peticiones de nacionalidades han crecido más del 300% en Mallorca en menos de una década. Ellos piensan en los beneficios sociales o legales que les acarreará. Los políticos en los votos que sumarán.

Sin olvidar el Censo Español de Residentes Ausentes, en el que hay inscritos 9.100 personas. Todo un mundo a conquistar.