El fenómeno del turismo tiene este año su conmemoración cumbre, como es la celebración del centenario del Fomento, que se está desarrollando con actos de todo tipo, siendo el culminante la cena del próximo 28 de octubre, que reunirá a todo el sector turístico y a los socios más antiguos de la institución. Se trata de la cena anual pero que este año adquiere un carácter especial por conmemorar los cien primeros años de la entidad.

Sin embargo, hay otro centenario turístico que pasa desapercibido, pero que es igualmente relevante: Hace ahora cien años que llegaron a Mallorca los primeros visitantes con paquete turístico. En 1905 los turistas eran pocos, pero aún menos los que viajaban con paquete -lo que luego se denominó forfait-. En esa oportunidad, pocos podían esperar que el turismo se desarrollase con el ímpetu que lo hizo desde mediados del siglo XX, y menos que los paquetes adquiriesen tanta envergadura.

Aquellos viajeros de paquete venían a Mallorca para observar el eclipse total previsto para el 30 de agosto. Eran científicos británicos, que habían adquirido el billete al tour operador Thomas Cook, que por esa época se llamaba Cook & Sons (el fundador ya había fallecido) y no era considerada una agencia de viajes sino "una firma de catering". Así queda reflejado en los documentos rescatados por catedráticos y técnicos que han organizado la celebración del siglo del eclipse, como Joan March Noguera y el catedrático de Física de la UIB Antoni Amengual, editores de un libro que condensa los aspectos más destacados del fenómeno astronómico, que ha sido publicado recientemente con el apoyo financiero del Govern.

Joan March comentaba que en muchos escritos de la época, previos al fenómeno astronómico, los científicos intercambiaban información sobre la forma de viajar hasta Mallorca, y el coste del trayecto. La publicación The Observatory cita la organización de un paquete por parte de Thomas Cook. La revista indica que "nos han informado que las Balears bien valen una visita por sus pintorescos paisajes y el interés que ofrece por sus antigüedades". Otros comentaristas señalan que "las comunicaciones son suficientemente frecuentes y no son caras". El puerto de Palma "sólo permite la entrada de pequeños barcos", y los trayectos regulares se hacían en buques que venían desde Barcelona y Marsella -utilizados por los astrónomos alemanes, franceses e italianos-, mientras que los británicos llegaron en el buque Venus y en el barco fletado por Cook.

La publicación The Observatory indica algunos precios, al señalar que "Palma es bastante accesible" en barcos regulares, y cifra en una banda de 8 a 12 libras el coste del trayecto, precio que "incluye comida y vino". En cuanto al paquete turístico creado por Cook, calificado de "selecto", se vendía "a una tarifa de 33 guineas" y era una de las opciones más interesantes para venir a la isla. Curiosamente, este año se celebran también los 150 años de la invención del paquete turístico internacional (1855), que corrió por cuenta -como siempre- de Thomas Cook, que ya había creado el primer viaje turístico en Inglaterra en 1841.

Muchos de los visitantes británicos se alojaron en el Gran Hotel, inaugurado en 1903, e incluso algunos observaron el eclipse desde el mismo techo del hotel, y otros instalaron un gran campamento en Son Espanyolet. Parte de ellos pernoctó en el buque que los trajo a la isla.

Los astrónomos hablan pestes de los viajes por la península en artículos publicados por The Observatory, porque los trenes españoles "son lentos y malos" y los buques "no son limpios ni confortables, especialmente para las mujeres". Dado que los eclipses se producen solamente en una franja concreta de la tierra, dudaban entre venir a Mallorca, el norte de España, Argelia o la península de Labrador, en Norteamérica.

Las publicaciones alemanas son las que más espacio han destinado al turismo en Mallorca. Sus astrónomos publicaron con detalle algunas de las atracciones paisajísticas y monumentales más admirables y destacadas de la isla.