La asunción de las competencias de carreteras por parte del Consell de Mallorca a finales de la pasada legislatura supuso una cierta reactivación de las obras de mejora de la red viaria de las islas, en parte frenadas por la guerra abierta a partir de 1999 entre el Govern del Pacto de Progreso y el Ejecutivo central del PP respecto a qué proyectos se debían financiar a través del convenio firmado anteriormente por ambas administraciones, pero también por las discrepancias más o menos evidentes existentes en el seno del Pacto, muy evidentes entre UM y Els Verds.

Frente a un PP partidario del desarrollo de la red de autopistas -pero que no se definía sobre el proyecto Palma-Manacor por las polémicas que desataba- el Pacto hizo una apuesta por los desdoblamientos, criticada por algunos sectores profesionales, y por el transporte público, esta última aplaudida con carácter general aunque posteriormente se cuestionara la forma en que se ejecutaron los proyectos, como la prolongación del servicio hasta Manacor.

Reducir la velocidad máxima

El debate sobre el modelo viario balear y las medidas para recortar la siniestralidad incluyó propuestas tan pintorescas como la formulada desde Els Verds y consistente en reducir la velocidad máxima de circulación en Balears de 120 a 100 kilómetros por hora, rechazada por Tráfico e incluso cuestionada en privado por sus propios socios del Pacto.

Este debate en el seno del anterior Govern generó iniciativas tan curiosas como calificar el futuro eje hasta la UIB como avenida periurbana para evitar utilizar la palabra 'desdoblamiento', o un proyecto para la carretera Palma-Manacor plagado de rotondas, cuya cifra fue finalmente reducida por exigencias de UM.

Estos problemas, junto con la negativa del Gobierno central a aceptar cambios en el convenio de carreteras, hizo que la legislatura del Pacto se saldara con un número muy escaso de actuaciones significativas, como el tramo inicial de la carretera de Valldemossa hasta la rotonda del Camí dels Reis, o la reforma de la rotonda de Santa Ponça.

La victoria del PP en 2003 y su posterior pacto con UM han conllevado una reactivación de las actuaciones en materia de carreteras, aunque también en este caso se han registrado considerables polémicas, como la planificación de una autopista Inca-Manacor de fuerte contestación popular y que finalmente parece que quedará olvidada en un cajón. Por contra, se han iniciado trabajos como el desdoblamiento del eje Palma-Manacor -proyectado por el Pacto de Progreso- o la instalación del tercer carril en el tramo inicial de la autopista de Inca.