- La actitud frívola y claramente irresponsable con que todavía muchos mallorquines actúan ante la pandemia; en sa Pobla por ejemplo hace meses que la relajación social en los espacios públicos es evidente.
- Que a estas alturas todavía tengamos que escuchar que el idioma propio de Balears no es más que «una lengua doméstica».
- El debate que ha generado la restricción de 6 comensales en las celebraciones de la segunda fiesta de Navidad.
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