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Javier Fernández
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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Lo sé, no estamos acostumbrados. Dos semanas de lluvias en Mallorca pesan mucho más que una ola de calor en pleno agosto. Se nos agria el carácter, y es normal. Nuestro cielo azul se vuelve gris, color permanente en Londres, hace frío y pocas ganas quedan de salir a la calle. Por eso ahora que las fechas navideñas están tan próximas y los actos se suceden y crecen como setas, hay que levantar el ánimo más que nunca. Hace no mucho ni siquiera podíamos salir de casa.
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