Después de ser exiladas de nuestras casas, la mayoría de nosotras busca refugio en los suburbios de la ciudad. Estos son lugares nada seguros pero en los que debemos aprender a manejarnos. Los primeros refugios en los que vivimos después de ser expulsadas de nuestras familias suelen ser coches viejos abandonados o con suerte alguna de nuestras nos ampara bajo su techo.
Vivimos en la oscuridad. Debemos vivir ocultos por miedo a que nos discriminan. Queremos ser libres, poder mostrar lo que sentimos sin que la gente nos mire diferente. Nosotros amamos como los demás.