Ese sabor agridulce que nos ha inundado en lo tecnológico a lo largo de 2016 se ha reproducido también en el mundo de los videojuegos.
Nintendo lanzó por muy pocos euros -60 para ser exactos- uno de los mejores productos de videojuegos de los últimos años: la NES Mini Classic. Este pequeño dispositivo que ha hecho caer más de una nostálgica lágrima y que la compañía japonesa lanzó para conmemorar su trigésimo aniversario es una joya que ya forma parte de la historia del sector.
En el otro lado de la balanza, las sagas de siempre, esas de las que todo el mundo habla y que todos tenemos en la cabeza, que año tras año, caen en el mismo error: la falta de innovación. Deus Ex, PES, FIFA, Homefront, o WWE2K han demostrado que son títulos entretenidos para los aficionados a estas sagas, pero que distan mucho de lo que fueron tiempo atrás. Quizás va siendo hora de sacar un nuevo título cada dos o tres años en lugar de intentar esquilmar al personal.
Pero no todo ha sido igual. Afortunadamente otras secuelas como la última entrega de Uncharted, Battlefield 1 o el Doom de este 2016 han mantenido la tensión y el nivel. Sabores agridulces...
