Sant Antoni es un municipio situado en el oeste de Ibiza, una ubicación que permite divisar unas puestas de sol magníficas desde todo su litoral. Ver el ocaso desde la arena de alguna de sus playas o tomando algo desde el paseo de ses Variades son placeres a los que ningún visitante debe renunciar.
El municipio está formado por tres parroquias: Santa Agnès, Sant Mateu y Sant Rafel, además del núcleo urbano de Sant Antoni.
Gastronomía de primer nivel
La gastronomía es uno de los puntos fuertes de este municipio, junto a su riqueza natural y variada oferta complementaria. El casco urbano de Sant Antoni cuenta con una gran oferta de gastronomía, con presencia de especialidades de diversos lugares del mundo. Tanto en esta zona como en muchos otros puntos de su geografía, los visitantes pueden reservar mesa en restaurantes tradicionales, en los que saborear la gastronomía local, caracterizada por la presencia de excelentes productos del mar y la tierra. Además, Sant Antoni tiene el único restaurante con estrella Michelin de la isla, Es Tragón.
Playas y turismo náutico
Las playas y calas de Sant Antoni son de las más apreciadas por turistas y residentes. Quienes se lo puedan permitir, no deben renunciar a conocer el litoral desde el mar a bordo de una embarcación. Una forma increíble de observar rincones de gran riqueza natural y darse un baño en soledad.
En Sant Antoni destacan las cristalinas aguas de Cala Salada y Cala Saladeta, o el encanto de Cala Gració y Cala Gracioneta, rodeadas de naturaleza virgen. En ambas zonas existen rutas para hacer senderismo mientras se disfruta del paisaje. Sant Antoni tiene también las playas urbanas de s’Arenal y es Pouet, y cuenta con un club náutico que ha evolucionado al ritmo de la isla.
Si el litoral es de gran interés en este municipio, no se queda atrás el valor de su naturaleza interior. Para conocerla, no hay mejor forma que visitando el pla de Corona (en Santa Agnès), o recorriendo los caminos próximos a Sant Mateu.
Destino de bodas y LGTBI
En sus 125 kilómetros cuadrados, Sant Antoni tiene atractivos para todos los visitantes, y se muestra al mundo como un destino gastronómico, de bodas y LGTBI de primer nivel, con una amplia oferta hotelera urbana y rural que cumple las expectativas de turistas de diferentes niveles.
