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PSOE

La encrucijada de Sánchez inquieta a Armengol

Tiene la firme promesa de Pedro Sánchez de no abstenerse para que gobierne Rajoy, pero la presidenta del Govern asiste preocupada al complejo panorama del PSOE tras las elecciones del domingo

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta del Govern, Francina Armengol.

"Lo teníamos absolutamente todo en contra, y aún así hemos salvado los muebles. Pero no podemos estar contentos". Se sincera un alto cargo socialista de segundo nivel; es una preocupación extendida en su partido desde el domingo. Empezando por su líder, Francina Armengol, a quien asaltan las dudas y los temores.

Frente a la pérdida de votos generalizada en todo el Estado, en Balears el PSIB-PSOE sube dos puntos y 4.644 sufragios. En gran parte proceden de votantes de Més reacios a la coalición con Podemos, y que han preferido el voto útil socialista al ideológico de la lista soberanista de Mateu Xurí. Armengol respiró aliviada al comprobar que mantenía contra todo pronóstico sus dos escaños en el Congreso, una debacle que la hubiera debilitado directamente en la presidencia. No obstante, los socialistas baleares no tienen motivos para la euforia: siguen relegados a tercera fuerza política, a más de 24.500 votos de distancia de Podemos y Més.

¿Qué hará ahora el PSOE de Pedro Sánchez? El panorama que tiene por delante el secretario general "es difícil se mire por donde se mire y haga lo que haga", reflexiona un dirigente del partido. Desde mucho antes de que se convocaran las segundas elecciones Armengol tiene la promesa de Sánchez de no abstenerse para permitir la investidura de Mariano Rajoy. Pero ante la compleja coyuntura a la que se enfrenta la cúpula en Ferraz puede terminar claudicando en todo o en parte, y entonces deberá responder por su propio y firme compromiso de no apoyar la continuidad del presidente del PP en funciones bajo ningún concepto.

El candidato del PSIB-PSOE al Congreso, Pere Joan Pons, se mojó dos días antes de los comicios respecto a una eventual claudicación de su grupo: "No me abstendré, me sabe mal. No sé qué hará el señor Pedro Sánchez. Si depende de mí, yo votaré en contra" de que siga Rajoy, anunció rotundo el ahora diputado electo en su último debate electoral, en el Club de este diario.

Armengol digitó a Pons -su entonces jefe de gabinete y mano derecha- para asegurarse un representante en Madrid con línea directa con el Consolat, fuera cual fuera el desenlace del 26-J. La segunda diputada socialista por Balears, la ibicenca Sofía Hernanz, es una persona de confianza de Sánchez, que acatará la disciplina de voto de allí antes que de aquí.

La postura del aparato del PSIB, hoy por hoy, es desmarcarse por completo de la gran coalición, "y que Rajoy se busque la vida", apunta una fuente de la ejecutiva socialista. "¿No se siente ya presidente? Pues que busque los apoyos entre las fuerzas de derecha; a nosotros no tiene por qué pedirnos ninguna abstención ¿Acaso nos la ofreció él en diciembre?", remacha.

La cúpula socialista de las islas está convencida de que Pedro Sánchez no se doblegará a las presiones internas ni externas, y los 85 diputados votarán en contra de su investidura. Solo que ese escenario puede abocar a unas terceras elecciones, y ahí el templeque vuelve a adueñarse del PSIB. Los populares podrían explotar la estrategia del victimismo y mejorar incluso sus buenos resultados del domingo.

A toda esta incertidumbre se suman la lucha por el poder entre Sánchez y la presidenta andaluza, Susana Díaz -con la que no sintoniza Armengol ni el PSIB-, y cómo quedará reconfigurado el escenario de pactos en aquellas autonomías donde los presidentes socialistas lo son gracias a los de Pablo Iglesias. En función de lo que ocurra en Madrid en las próximas semanas, el Govern balear puede verse afectado. Si ello sucede, la cuestión será a qué nivel.

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