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Opinión

La jibarización de Podemos y Més

Bienvenidos al post bipartidismo. A dos de los grandes derrotados de las elecciones autonómicas en Balears, Podemos y Més, les ha tocado la lotería pese a vivir sus horas más bajas. Son las dos minúsculas piezas de la casa que Francina Armengol necesita rematar para obtener la mayoría parlamentaria y un Govern estable durante los próximos cuatro años. Los integrantes de Podemos están tan satisfechos de contar para algo, de entrar al fin en el Govern, que ya no tienen líneas rojas. Se han olvidado de su revolución y se echan en brazos de lo que antaño llamaban casta, el partido socialista al que despreciaban y planeaban rebasar por la izquierda. Todavía están digiriendo su nueva dimensión reducida en el tablero político de Balears, hay que darles tiempo. Pero están tan orgullosos de sí mismos y del paso que van a dar que ya visualizan indiscretamente a una de sus diputadas como próxima consellera de Salud. Quieren dar facilidades máximas para que su sueño se cumpla, tocar el poder con las manos o caer en la insignificancia. Qué diferencia con su irrupción en el Parlament de hace cuatro años, qué diferencia su docilidad actual con el látigo de los discursos de una diputada como Laura Camargo.

Més tampoco es del todo consciente de la jibarización parlamentaria que sufrió en las elecciones. Y le preocupa especialmente su representación en el nuevo Govern, que sus diputados electos les den visibilidad ante la ciudadanía, poder ejecutivo y cargos para colocar a los militantes y evitar el gran recorte.

Los dos partidos se han topado en las primeras conversaciones con el PSOE con la única realidad: El pacto ha perdido su viejo equilibrio. Será lo que quiera Armengol y nada más. Y peor les irá cuanto más dificultades le pongan al equipo negociador del PSIB. El antiguo reparto de fuerzas es pasado. No se repetirá.

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