La secuela de las elecciones generales arrancó ayer en la isla con déjà vu: como ya sucedió en abril, Pedro Sánchez y Pablo Casado coincidieron el mismo día en Palma. Ya pueden tachar 'Mallorca' de su lista. Next. Eso sí, en esta re-campaña comprimida, todo se acelera y los espacios se reducen. Nadie quiere arriesgar y se tira de espacios con aforos más reducidos.

La cita socialista fue en la plaza Sant Jeroni, en la Calatrava. Los futuros curas siguieron la llegada del presidente desde las ventanas del Seminari, pero cuando empezó a hablar echaron la cortina. Votantes veteranos que hacía décadas que no pisaban el barrio comentaban asombrados: "Vaya cambio, antes aquí solo vendían chocolate. En el balcón del número 5 un grupo de entusiastas aplaudían, como sevillanos en Semana Santa.

La plaza se cercó. Todo el mundo tenía su sitio: los jóvenes sobre el murete, para hacer de fondo; los mayores, en las sillas; los cargos, en el círculo más próximo al atril del líder; la prensa, detrás de la fuente.

Siesta en el Palau de Congressos

Antes de llegar a la Calatrava, Sánchez había estado en el plató de Susanna Griso; por la tarde le tocaba acto en Cataluña. En medio, pudo tomarse un descanso en el hotel del Palau de Congressos, según uno de los policías que rondaban el edificio.

Mientras el socialista tiró para el centro histórico, Casado fue a las afueras, al Espai Francesc Quetglas. A la entrada, Toni Fuster colocó a los cargos en alineación militar para recibir al líder. Le esperaba con ganas Mercedes, una jubilada que está aquí visitando a su hija y quiso ir a conocer al líder del PP: "¡Es que soy de Palencia, como él!".

"No votas lo que más te gusta, votas lo menos malo", se resignaba Pere, jubilado de 85 años, socialista de siempre al que no le han tentado los nuevos partidos: "Las personas mayores tenemos más escuela... y más vale malo conocido". La militante Maribel Muñoz acudió con su nieta de diez meses: "Ya la llevé al acto de mayo, era un bebé". Confía en la victoria socialista, a ver si su nieta cumple cuatro años sin pasar por otro mitin: "No podemos llegar a otras podemoselecciones.

Ramona Muñoz y su familia fueron desde Lloseta. Ella quería ir también a ver Sánchez ("yo escucho a todo el mundo"), aunque es fiel votante popular: "No hay que ser rico para votarles, a mí me da seguridad". Su marido lamentaba la falta de espacio: "Parece que quieran hacer los mítines de escondidas y solo para los suyos".

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