Vox hunde al PP en Balears y en el resto de España aúpa a Pedro Sánchez más allá de sus posibilidades. La fulgurante irrupción del partido de Santiago Abascal no acaricia todavía el poder, que es lo importante en unas elecciones, pero activa una bomba de relojería en la política nacional que estalla de verdad en las autonómicas o ya no detonará. El porcentaje de votos que ayer logró, un 10,26%, es medio punto más bajo que el cosechado en las autonómicas andaluzas. Y en Balears, medio punto superior. Poco crecimiento para alcanzar todavía el cielo de sus enormes expectativas, como demuestran las prontas y numerosas deserciones de simpatizantes que anoche acudieron a celebrar la victoria al Auditòrium de Palma. Querían ganar, no obtener un certificado de comparsa irrelevante. Las banderas son muy pesadas si no cantan victoria. Y de las elecciones generales se extrae una realidad tozuda: Vox no pinta nada en España, donde gana la izquierda y el nacionalismo crece significativamente.