Escribía en esta misma columna, hace aproximadamente un año, sobre la situación de la economía china en un artículo titulado "China, un Gigante con Pies de Barro". Sostenía en ese artículo, y sostengo hoy, que la economía china estaba en lo que llamamos un "aterrizaje suave" de su economía, es decir, una ralentización de su ritmo de crecimiento que tanto aspectos estructurales como el nuevo marco comercial con Estados Unidos como aspectos coyunturales como el de ahora con el Covid-19 podrían acelerar ese aterrizaje quizá no tan suave.

Ciertamente, nadie podía pronosticar el estallido cruel de este grave problema sanitario, pero si que podíamos intuir que cualquier pretexto podía ser el desencadenante de más problemas para la economía del gran dragón asiático.

Cuando analizamos las consecuencias en los mercados financieros del problema del coronavirus sabemos que pueden ser intensos en el corto plazo, pero donde deberíamos poner más atención es en el medio plazo. Y en el medio plazo el impacto sobre la economía real será el aspecto a tener más en cuenta. No deberíamos olvidar que, sobre todo, las pequeñas y medianas empresas chinas vienen ya sufriendo por la guerra comercial desde hace meses y por consiguiente muchas de ellas afrontan el problema de esta epidemia ya en una posición de debilidad. Y el dato importante a no perder de vista es que las pequeñas y medianas empresas chinas representan nada menos que el 60% de la actividad económica china y suponen el 80% de los puestos de trabajo del país.

¿Cómo afrontan entonces esta nueva situación en la que para muchas de ellas la actividad económica se ha reducido prácticamente a cero por las medidas para frenar el contagio del Covid-19? Según una encuesta de la Asociación China de Pequeñas y Medianas Empresas, realizado el pasado 14 de febrero, más del 30% de este tipo de empresas tienen caja para aguantar un mes, otro 30% tiene caja para 2 meses y otro 20% para 3 meses, y solo el 10% de las empresas podría resistir más de 6 meses. Es decir, vemos con estas cifras que si continua la situación de parálisis económica ¡cuatro de cada 5 empresas chinas pequeñas y medianas no puede resistir más allá de los 3 meses como mucho!

¿Y cuál es la alternativa para estas empresas que agotaran sus recursos líquidos para afrontar la inactividad económica del coronavirus? Buscar recursos ajenos en el sector bancario chino y para ello será clave que, por ejemplo, el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC por sus siglas en inglés) que es el mayor banco chino pueda ofrecer esa financiación aprovechando a su vez que el Banco Central Chino inyecte la suficiente liquidez en el sistema. Lo desilusionante es que el ICBC, por el momento, solo ha respaldado al 5% de sus pymes y que otras instituciones financieras chinas están ofreciendo líneas de financiación a pymes, pero con la regla que destinen al menos un 10% de la línea de crédito a combatir directamente el virus. Esta regla tiene poco sentido para pymes fuera del sector farmacéutico o de salud.

Como decía en mi anterior artículo del pasado marzo, la China que algunos desde hace tiempo la ven como una potencia en auge y con unos fundamentales muy sólidos, no es tal y el coronavirus puede ser un catalizador para demostrarnos la fragilidad de los fundamentos de esta economía semiplanificada.