Uno de los mayores retos a los que se enfrenta el futuro del vehículo eléctrico es saber qué hacer con las baterías usadas una vez el coche ha llegado al final de su vida útil.

La lógica obliga a pensar que tras 10 o 15 años de servicio, el coche necesitará un merecido retiro, pero unas baterías bien cuidadas todavía tienen muchos años más de vida. Es por ello que algunos fabricantes ya se han puesto en marcha -bendita previsión y antelación- para darle una segunda vida a las baterías más allá del propio coche.

En la COP21, la Cumbre Mundial del Medio Ambiente celebrada en París en 2015, el fabricante de vehículos Nissan presentó en colaboración con la eléctrica italiana Enel un sistema denominado V2G -Vehicle to grid, del vehículo a la red en español- por el cual coches eléctricos como el Nissan Leaf podrían suministrar energía a los hogares en ciertos momentos del día.

Lo mejor de este sistema es que, gracias a la colaboración en el programa de la británica Eaton, tras la retirada del vehículo por el paso del tiempo, las baterías del mismo se podrán instalar en la vivienda como acumuladores de energía, consiguiendo así dos cosas: la reutilización de un componente altamente contaminante y un importante ahorro energético y económico para las familias que tengan este sistema.

El sistema de "segunda vida" para las baterías de coches eléctricos permite ahorrar dinero gracias a un sistema inteligente de acumulación de energía basado en contratos de tarifas nocturnas, cargando los acumuladores cuando la energía es más barata -por la noche- para suministrarla al hogar durante el día.

Una segunda versión del sistema, mucho más atractiva y, sobre todo, mucho más respetuosa con el medio ambiente, sugiere la posibilidad de instalar placas solares y aerogeneradores eólicos que se encargarían de cargar las baterías en esa segunda vida. Con este sistema, por ejemplo, a primera hora de la mañana la vivienda usaría la electricidad de la red eléctrica y las baterías, previamente cargadas. Al mediodía, cuando el sol está en su cénit, tanto la vivienda como las baterías se cargarían mediante las placas, hasta que las baterías estuvieran totalmente cargadas. Por la tarde y noche, la falta de sol se complementaría con la energía de las baterías, ya cargadas. Durante la madrugada, con una tarifa nocturna, se volverían a cargar por completo las baterías y el ciclo, económico y ecológico, volvería a empezar.