Aunque tradicionalmente esta cita se ha atribuido a Einstein (aunque puede que la pronunciara), esta frase corresponde a la novela de Rita Mae Brown “Sudden Death” publicada en 1833, que escribe literalmente: Desafortunadamente, Susan no recordaba lo que dijo una vez Jane Fulton. La locura es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperando resultados diferentes”.

Bienvenidos al día de la marmota. Estaba el otro día en estado de somnolencia próximo al desmayo con la televisión encendida, cuando escuche una comparativa de los argumentarios (Ideas Fuerza que se llaman ahora) pronunciados por el quasi olvidado Pablo Casado hace ya varias glaciaciones y por el “impecable gestor” Núñez Feijoó con respecto a los temas más candentes (que están en el candelabro) de la actualidad, cuando “Rayos y Centollos” (como no dijo jamás de los jamases mi adorado capitán Haddock, pero solo porque no es contemporáneo a este suceso), me desperté sobresaltado al ser incapaz (completa y totalmente incapaz) de advertir una sola y sutil diferencia entre los argumentos de uno y otro.

Feijóo que no debió leer a Lampedusa en su juventud, al igual que no leyó a Orwell, no debió reparar en la frase que Burt Lancaster encarnado en el Príncipe de Salina, le espeta a su sobrino Alain Delón (Tancredi) “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”.

En un mundo cada vez más pequeño y globalizado en el que un tweet vomitado por Tirano de Bergerac (Elon Musk) en la lejana California puede hacer temblar el mundo, que las acciones de una empresa se desplomen, que miles de familias se encuentren de repente de patitas en la calle y que (Oh!! Divina Providencia, las acciones de la empresa del pajarito piador también pierdan gran parte de su valor), ya no sirve utilizar ideas diferentes en entornos diferentes (pareces un desnortado y pierdes toda la credibilidad), ni repetir los mismos mantras machaconamente sea cual sea el escenario en que te encuentres (te semejas cada vez más al modelo absurdo que popularizó Rajoy en las ruedas de prensa de plasma hace ya una década y que quiere implantar ahora la nueva adalid del inconformismo madrileño en la sanidad capitalina).

Donald Trump (el gran manipulador) sabe como accionar los mecanismos adecuados y gestionarlos en su propio beneficio. Trump sabe varias cosas (no muchas es posible) y todas ellas giran en torno al enorme poder de tener el control sobre las Redes Sociales (por eso se ha montado una propia, Truth). Sabe que el grado de retentiva y comprensión del votante medio es escaso, muy escaso, y le machaca el cerebro con ideas simples y de fácil comprensión. No pierde ni un minuto en tratar de convencer a los que no son suyos (que le detestan y le detestarán siempre), se centra en fidelizar y fanatizar a los suyos denostando siempre a los contrarios que siempre y sin excepción son antipatriotas, antiamericanos y filocomunistas. El mago de MAGA (Make America Great Again).

Y lo que es más inquietante, ha acuñado un nuevo concepto de “libertad”. Superado el superlativo (Rayos y Centollos, una vez más) que en la Primera Era de Trump la inigualable Kellyanne Conway inmortalizó como “hechos alternativos” cuando se trataba de descaradas falsedades, llega ahora a nuestras pantallas la “Libertad”, con un excepcional número de acólitos y seguidores en la derecha, la ultraderecha, vox, ultravox y algún otro grupo de rock sinfónico, con ramificaciones en la izquierda, la ultraizquierda, los separatistas, los veganos, los crudiveganos y los terraplanistas. La nueva libertad es aquella que me permite no cumplir la ley cuando la ley no me gusta, al mismo tiempo que legislo y denuncio en los tribunales todo aquello que no me gusta para prohibirlo. Es decir, apelo a la libertad para no nombrar jueces para el tribunal supremo, apagar las luces por cuestiones de ahorro energético o cerrar la hostelería en tiempos de COVID, como determina la ley, pero pongo todas las trabas posibles en los tribunales al aborto, al matrimonio homosexual, la memoria histórica... y otras cosas debidamente legisladas.

Todo lo demás son actitudes bolivarianas, filocomunistas y antipatriotas, qué “Rayos y Centollos” quieren convertir a nuestro país en una república bananera y poner de presidente a un separatista con RH maorí o samoano.

Primero cumplir la ley, después ganar las elecciones y por último modificar la ley. El orden de los factores si altera el producto.

Y por si nos faltaba algo, hordas de descerebrados se dedican a ultrajar obras de arte imperecederas, al grito de la naturaleza está agonizando, mientras las primerísimas autoridades del primer mundo asisten al Cónclave del Cambio Climático en fastuosísimos y ultracontaminantes jet privados.

No tenemos remedio. Seguimos queriendo conseguir cosas distintas haciendo siempre lo mismo, a diferencia del marketing digital orientado a resultados que consigue beneficios concretos mediante estímulos específicos. Si quieres saber más síguenos en www.mad-men.agency orgullos miembro de MarkAting Meta Agencia.