Seguramente sea una de las mayores pesadillas de una empresa, ver como uno de los activos más importantes del negocio, la base de datos de clientes cultivada a lo largo de muchos años, es robada por un exempleado que la usa para montar un negocio que nos hará la competencia o que marcha con ella a una empresa rival.

Cuando ocurre algo así, ¿qué puede hacer el empresario? En realidad hay distintas opciones, y tanto antes como después de que ocurra el hecho. Por tanto, veamos brevemente lo que puede hacer una empresa para protegerse frente al robo de una base de datos de clientes por parte de un exempleado con anterioridad y posterioridad al mismo.

Antes de que ocurra la mayoría del trabajo se centrará en la parte contractual y de protocolos. Es decir, el contrato es la principal defensa del empresario para proteger sus activos, ya que a través del mismo puede regular la limitación de la competencia desleal del empleado, limitar que solicite o negocie con los clientes del empresario con los que tuvo contacto regular, por ejemplo por no existir un teléfono de empresa y tener el exempleado todos los contactos en su teléfono personal. Además, contractualmente se puede regular la llamada “caza furtiva” de otros empleados que el exempleado quiera atraer a su nueva empresa o apuntalar el nivel de confidencialidad a guardar. 

Eso sí, estas cláusulas no son mágicas y tienen sus propias limitaciones, en cuanto al alcance, el tiempo durante el cual son aplicables, el tipo de actividad o la región, entre otros elementos. Por tanto, si son excesivas serán nulas. Sea como sea, son un gran elemento de defensa en la fase previa.

Si no hubiera nada expresamente pactado, recordar que se entiende que en una relación laboral existe un deber implícito de secreto derivado del artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores, concretamente cuando habla de “Cumplir con las obligaciones concretas de su puesto de trabajo, de conformidad con las reglas de la buena fe y diligencia”.

En cuanto a los protocolos, aquellos que regulan internamente la identificación y protección de los llamados secretos empresariales, como podría ser una base de datos de clientes, la política comercial relativa a los mismos o una lista de proveedores, serían otro gran mecanismo de defensa. Su gestión y las pautas a seguir se regulan en la todavía reciente Ley 1/2019 de Secretos Empresariales.

Por otro lado, son también un elemento útil los protocolos y políticas que regulan el uso de equipos y medios informáticos de la empresa por parte de los empleados, para que sean conscientes de lo que pueden o no hacer con ellos y a efectos de poder usar luego esa monitorización como prueba ante un eventual robo de información. 

Si todo lo anterior ha fallado o no estaba configurado debidamente, tenemos otras opciones a las que acudir. Entramos ya en la fase del “Después”

Por un lado podemos recurrir a la protección de datos de carácter personal, especialmente si detectamos que el exempleado está enviando comunicaciones de tipo comercial a clientes nuestros respecto a los cuales no tiene la debida base legal para ello, por ejemplo su consentimiento o una previa relación contractual. Con ello estaría cometiendo una ilegalidad que podría servir como punto de defensa. 

Tampoco debemos olvidar la protección que ofrece el Código Penal, ya que el mismo regula que la difusión, revelación o cesión de un secreto de empresa realizada por quien tenga legal o contractualmente obligación de guardar reserva, es un delito. En todo caso, cierto es que para llevar a buen puerto esta vía es importante tener bien trabajadas varias de las fases previas, por ejemplo la contractual o la que identificó la base de datos de clientes como secreto empresarial.

Todo ello sin olvidar el posible delito de daños informáticos que potencialmente haya causado el robo de la base de datos, la indemnización que pueda reclamarse por el robo y sus implicaciones o incluso la responsabilidad que pueda tener la empresa que contrata al exempleado a sabiendas del robo y aprovechándose del mismo. 

En conclusión, robar la base de datos de clientes puede salir caro, pero es verdad que para ir con las máximas garantías es bueno hacer un trabajo previo a nivel de contratos, protocolos y formación que en su momento sirva para demostrar lo ocurrido debidamente.