Son muy pocas las conversaciones con inversores durante las últimas semanas en las que no se nombre en algún momento la palabra Bitcoin. La pregunta ¿compro Bitcoins? es recurrente. Sin duda, las espectaculares subidas en el precio de esta “criptomoneda” ha provocado que sea el centro de todas las miradas. Solo en poco más de dos meses desde que empezó el año se ha revalorizado un 70% aprox., llegando a más de $50.000 cuando hace un año cotizaba a poco más de $9.000. Y por si fuera poca esta atención, con el espaldarazo del hombre más rico del mundo, Elon Musk, que anunció el pasado día 8 de febrero que su compañía Tesla Motors invertiría $1.500 millones (€1.250 millones) en esta moneda cripto, el Bitcoin ha sido aún más, si cabe, el centro de atención apreciándose mucho más. De algún modo, la decisión de Musk fue interpretada como un aviso a navegantes (sobre todo a los detractores del Bitcoin) con un mensaje que podría ser el siguiente: “¿Si hasta Elon Musk confía en el Bitcoin, a qué esperas tú?”.

Llegados a este punto, me parece que puede ser de interés hacer algunas reflexiones sobre la inversión en “criptomonedas” como el Bitcoin. La primera, es que una moneda, sea cripto o tradicional, para ser considerada como tal debe cumplir al menos el requisito de la estabilidad. Precisamente, si en algo dedican tiempo y esfuerzo los banqueros centrales es en combatir con igual fuerza, sea la deflación que la inflación excesiva. Es fundamental para una economía poder combatir la pérdida de poder adquisitivo de su moneda provocada por una inflación excesiva. Cualquier ciudadano necesita saber que con los euros que recibe cada mes de su salario (si, por ejemplo, es un empleado por cuenta ajena) le van a servir para pagar más o menos lo mismo que pagó el mes anterior. Y es precisamente esto lo que no está ocurriendo con una “criptomoneda” como el Bitcoin. Su extrema variabilidad diaria en precio, la hace inadecuada para ser considerada y utilizada efectivamente como moneda apta para ser un instrumento de cambio. Por ello, verán que en este artículo siempre escribo “criptomoneda” entre comillas. De hecho, cuando pregunto a los entusiastas del Bitcoin como moneda si estarían dispuestos a recibir su salario en Bitcoins, su respuesta se pierde en un mar de dudas.

Visto que no es fácil considerar el Bitcoin como una moneda de cambio, pasemos a la segunda reflexión: ¿podemos considerar el Bitcoin como un activo, o criptoactivo dónde invertir? ¿es, pues, un activo de inversión? La respuesta que yo daría es que sí. Que no la podemos considerar una moneda fiable, pero si un activo de inversión, eso sí, extremadamente especulativo. Y precisamente por ser un activo extremadamente volátil, nos puede ofrecer unas ganancias espectaculares (lo que recibe hoy toda la atención) y también perdidas elevadísimas (hoy no se le presta tanta atención, pero en 2018 la perdida fue del -73%). 

Los Bitcoiners además nos dicen que su principal atractivo es el hecho de no estar regulada, controlada y centralizada por los de siempre: el establishment de las elites financieras mundiales. Por eso a mí me parece una gran ironía que precisamente los defensores del Bitcoin se muestren tan entusiasmados con su nuevo valedor Elon Musk. Eso ha ayudado a la enésima revalorización del Bitcoin, hasta hoy al menos. Pero también ha supuesto que el precio del Bitcoin dependa más del hombre más rico del mundo y menos de sus miles de inversores anónimos. Y si queremos afirmar que Musk no forma parte de las elites financieras del mundo, pues lo podemos afirmar, otro tema más difícil será creérnoslo.

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