Una industria del carbón muy activa y bien financiada por la banca global

Robert Casajuana

Robert Casajuana

Yendo en un taxi hace unos meses por el puerto de Tarragona, me sorprendió la enorme cantidad de carbón almacenado en una de sus terminales. El taxista, sabios conocedores de la realidad más local, me dijo que grandes cantidades de carbón llegaban al puerto de Tarragona desde continentes como el africano para ser luego distribuido al resto de Europa. En medio de la atmosfera mediática que nos habla de la reducción de las energías sucias para combatir el cambio climático, me despertó la curiosidad de saber cuál es la situación real de esta, tan anunciada, transición energética y, justamente, el semanario The Economist ha publicado recientemente un reportaje titulado “Quien está manteniendo el carbón vivo” (“Who is keeping coal alive?”) que nos puede servir para conocer mejor quien financia esta industria tan lucrativa de la extracción, distribución y consumo de la energía más sucia del planeta: la del carbón.

Para empezar, es importante saber que la industria del carbón es la mayor causa de emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, con un 40% del total. Por ello, los que combaten el cambio climático defienden que el 80% de las reservas de carbón no deberían consumirse nunca. Sin embargo, ricas economías asiáticas como la japonesa, la surcoreana, la china o la india siguen ávidas de esta fuente de energía. También, y de manera creciente, economías emergentes como la de Malasia o de Vietnam. Cierto que en Europa la demanda de carbón va siendo sustituida por la de energías renovables y también va bajando en Estados Unidos, donde es mucho más barato el fracking, pero la contribución de las economías occidentales para mantener viva la industria del carbón no viene por su demanda, sino por la crucial contribución de sus bancos para financiar esta costosa industria. Aunque más de 200 grandes entidades financieras (incluyendo 87 bancos) han anunciado la reducción de la financiación a la industria del carbón, la realidad es que la industria del carbón sigue muy activa, bien financiada y muy rentable. Solo en 2022, 60 grandes bancos ayudaron a canalizar 13 mil millones de dólares hacia las 30 mayores compañías de carbón. Varios bancos europeos están dentro del ranking de los 15 más activos, también bancos americanos como JP Morgan Chase o Citigroup salen en la foto, suizos como UBS y sus bancos cantonales o británicos como Standard Chartered. Y obviamente, no falta la banca de los países con más demanda de carbón como el Bank of China, el Sumimoto o el Mitsubishi. Solo la banca francesa es consecuente con los anuncios de transición energética y se está retirando claramente de este negocio.

Carbón, consumo mundial y exportaciones

Carbón, consumo mundial y exportaciones / IEA

Así, la demanda de carbón superó por primavera vez las 8 mil millones de toneladas en 2022. El motor de la industria está bien engrasado por la mayor parte del sector financiero global y la demanda bien viva por las economías emergentes asiáticas. Por ello, aunque el final de la industria del carbón acabará llegando, su despedida puede ser inconfortablemente larga para el planeta, pero no para los suculentos beneficios que seguirá generando a sus agentes participantes.