Inversión

La bolsa, una sorpresa ocultada por los tipos de interés y las letras del Tesoro

El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, rescata en una serie especial para estas fiestas navideñas algunas de las historias de este 2023 que por el alud de informaciones que se generan en el día a día merecen una nueva mirada y atención

Un panel del Ibex 35, en el Palacio de la Bolsa, en Madrid (España).

Un panel del Ibex 35, en el Palacio de la Bolsa, en Madrid (España). / EP

Eduardo López Alonso

La bolsa ha sido en 2023 la gran sorpresa financiera y protagonista algo menospreciada de la actualidad, que protagoniza sobre todo cuando se producen desplomes. Pocos analistas fueron capaces de predecir en 2022 el comportamiento de la renta variable que acumulará a final de año, salvo sorpresas de última hornada, una rentabilidad de al menos el 22% del Ibex, que supera a las letras del Tesoro, que han captado una gran atención y demanda ante una menor retribución de los depósitos bancarios.

Las razones de esa subida y del escepticismo general son múltiples, como las variables que influyen en la construcción de los precios de las acciones de las empresas. La guerra de Ucrania hizo saltar todas las alarmas y la subida de tipos de interés en un contexto de alta inflación por las dificultades del comercio internacional supuso un contexto de difícil digestión para los modelos de previsión. Al final, el crecimiento previsto del 10% anual, que estaba en el consenso de los analistas, se vio superado. 

Este diciembre, la bolsa es la estrella financiera del año a nivel mundial, por encima del 20% en todos los índices y algunos valores concretos que han multiplicado los ahorros de los inversores. Así, Inditex se ha revalorizado en torno al 60% y la farmacéutica Rovi el 65%. En el comportamiento general del Ibex, cada vez menos referencia aconsejada, han influido especialmente los bancos, que han subido entre el 35% y el 46%. 

Tras el verano

Sin embargo, las mayores revalorizaciones se han producido tras el verano y los medios de comunicación han dedicado al subidón menos espacio que en años anteriores, como consecuencia del exceso de información política tras las elecciones y los conflictos bélicos (Ucrania y Gaza). 

Sobre el impacto popular de la inversión en bolsa no existen demasiados datos. La última Encuesta Financiera de las Familias referida a 2020 y publicada por el Banco de España revelaba que un 12,3% de los hogares españoles eran propietarios de acciones cotizadas lo que representa una cifra de 2,3 millones de hogares si se aplica al número total de hogares en España y 5,8 millones de personas con exposición a acciones si se aplica al cálculo el número medio de personas por hogar. Tanto el número de hogares como el porcentaje sobre el total de hogares y las personas con exposición familiar a las acciones ha crecido sin pausa desde 2002.

Se constata que en un contexto de subida acelerada de los tipos de interés del último año, la atención informativa se centró en el crecimiento de la inversión en deuda pública, con rentabilidades atractivas y poco riesgo. En cambio la bolsa permanecía como alternativa de inversión poco confiable para el gran público sin experiencia, demasiadas comisiones y complejidad añadida para la declaración de la renta. 

Perfil del inversor

Sobre el perfil de los inversores en bolsa es interesante la publicación reciente del estudio 'Gestión de la riqueza, patrimonio e inversión en Catalunya', realizado por la plataforma de inversión y 'trading' eToro. El estudio constata que el inversor en bolsa catalán es en gran medida alguien que tiene experiencia anterior en operaciones en los mercados. Así, el inversor catalán medio tiene entre 35 y 54 años, aunque más del 60% de jóvenes entre 24 y 35 años ha invertido alguna vez, y que hay un mayor porcentaje de hombres (58%), frente a mujeres inversoras (47%). El 73% de catalanes que ha invertido en el pasado se mantiene en los mercados. Complementar sus ingresos y mejorar su poder adquisitivo destacan entre las razones que motivan a invertir al catalán medio.

Entre los activos favoritos de los catalanes sobresalen el efectivo y los depósitos bancarios (más del 90% declara tener exposición), siguen los fondos de inversión y los seguros, la renta variable (índices y acciones) y los bienes raíces. Un 14% de los catalanes asignan más del 50% de sus inversiones a activos digitales o criptomonedas.

Estas últimas protagonizaron atención informativa durante 2023 precisamente por el batacazo de sus cotizaciones tras la bancarrota de algunos gigantes del sector y la crisis de confianza generada. Menos atención ha registrado la recuperación rápida de las cotizaciones. Actualmente, el bitcóin se ha revalorizado el 150% en un año. Pero hasta que no se regularice completamente la situación de los intermediarios de compraventa o la banca comercial se involucre en las criptomonedas, la prensa sigue siendo prudente a la hora de divulgar éxitos de cotización sujetos a riesgo e inestabilidad. 

Sobre las previsiones para 2024 no se esperan más aciertos por parte de los analistas que en años anteriores. En cualquier caso, el consenso marca que las tensiones geopolíticas y los elevados tipos de interés serán los principales riesgos.

Según la consultora Mercer, se espera que, en 2024, los factores inflacionistas impulsados por la demanda disminuyan a medida que se ralentice el crecimiento económico, provocando que las tasas de inflación mundial se acerquen a los objetivos de los bancos centrales. ¿Eso se debería traducir en alzas generalizadas de las acciones en bolsa? No necesariamente. No existe consenso. Un informe de Bankinter aconseja que para 2024 los bancos, que tanto han subido este año, no formen parte de las carteras de inversión. Pero cualquier previsión de economistas y analistas no deja de ser una opinión que hasta el año que viene no merecerá respeto o crítica. 

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