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Crisis energética

Estas son las recetas de Bruselas para reducir la demanda de gas en la UE

El ahorro energético es la forma “más rápida y económica” de hacer frente a la crisis energética, en concreto con medidas voluntarias, simplemente cambiando hábitos y comportamientos

Una central contaminante. EFE

La normativa europea sobre seguridad de suministro de gas, adoptada en 2017, establece tres niveles de crisis con el objetivo de homogeneizar la respuesta a nivel europeo. El primero de alerta temprana, en caso de existir información fiable sobre un posible deterioro del suministro. El segundo, de alerta en caso de confirmarse el deterioro en el suministro a nivel europeo o que dos países declaren la situación. Y, en tercer lugar, de emergencia regional o europea en caso de urgencia. En cada nivel los estados miembros pueden adoptar medidas para restringir, racionar y cortar el suministro de gas en última instancia cuando todas las opciones fallan. Desde este miércoles, según el último borrador del Ejecutivo comunitario, la UE se situaría en pre-alerta. ¿Qué implica este cambio y qué medidas plantea la Comisión Europea para responder a la cada vez más alarmante situación y reducir el consumo de gas?

Reducir calefacción y refrigeración

El plan RepowerEU, propuesto a mediados de mayo por Bruselas, ya apuntaba al ahorro energético como la forma “más rápida y económica” de hacer frente a la crisis energética mediante medidas voluntarias, simplemente cambiando hábitos y comportamientos. El Ejecutivo comunitario continua en esta línea -“todo el mundo puede ahorrar gas”- y apuesta por campañas de concienciación al ahorro.

Por ejemplo, sugiere que en fase de alerta los estados miembros deberían introducir objetivos de reducción obligatorios a nivel nacional tanto en materia de calefacción como de refrigeración. “Los precios más elevadas probablemente han inducido en parte a los consumidores a reducir el uso de la calefacción o el aire acondicionado pero podría ser necesaria una obligación si los precios no son suficientes”, sostiene Bruselas que cifra en 11.000 millones de metros cúbicos el ahorro posible cambiando hábitos en este campo.

Por ejemplo, el ahorro podría materializarse desde este verano, reduciendo el consumo de electricidad -e indirectamente de gas- con el aire acondicionado. Durante la temporada de invierno se podrían conseguir ahorros adicionales con el despliegue de fuentes de calor alternativas para la calefacción urbana, bombas de calor en los hogares, y campañas de ahorro para bajar el termostato en 1º así como reducir la calefacción de los edificios públicos, oficinas, y edificios comerciales. El plan no menciona, como en borradores previos, los 19º.

Carbón y nuclear

La Comisión Europea propone fomentar la sustitución de combustibles tanto en la industria como en la generación eléctrica para apostar, cuando sea posible, por energías renovables o fuentes más limpias y menos intensivas en carbono. El plan contempla la posibilidad de utilizar centrales eléctricas de carbón y la suspensión temporal de las limitaciones legales para su funcionamiento, que han decidido aplicar algunos estados miembros. “Sin embargo, estas medidas deben considerarse siempre como temporales a corto plazo y reversibles, para no crear un bloqueo de carbono a largo plazo, en línea con el objetivo de Transición Justa del Pacto Verde Europeo”, señala.

Es más, el uso de otros combustibles podría disparar las emisiones contaminantes aunque Bruselas aclara que es posible “bajo ciertas condiciones” una derogación de las reglas en caso de necesidades de suministro. El plan también abre la puerta a aplazar el cierre de centrales nucleares como se plantean hace países como Bélgica -el primer ministro Alexander de Croo ha solicitado prolongar el funcionamiento del reactor Tihange 2 hasta que pase el pico invernal- o Francia.

Compensaciones económicas

El plan también recomienda a los estados miembros que pongan en marcha mecanismos de subasta o licitaciones para compensar a las industrias que se propongan reducir su consumo de gas. Es decir, aquellas industrias mejor situadas para reducir su demanda podrían ofrecerse voluntariamente a cambio de una compensación.

Otra posibilidad para los consumidores industriales sería acordar previamente cambios contractuales en la producción hacia una región menos expuesta a cortes en el suministro. En caso de emergencia, las empresas podrían trasladar su producción a una región menos expuesta a cortes en el suministro aunque siempre que fuera compatible con las reglas de la competencia.

Por último, Bruselas sugiere lo que denomina contratos “interrumpibles” o lo que es lo mismo, compensaciones económicas predeterminadas que se concederían por un nivel -también predeterminado- de reducción del volumen de gas consumido durante un periodo determinado. Aunque en principio no se ajustarían a un corte completo de Rusia, Bruselas considera que pueden ayudar a ahorrar gas.

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