La agonía de Yukos, el imperio petrolero creado hace once años que llegó a ser el buque insignia y el modelo de éxito de la empresa privada de Rusia, ha disparado a máximos históricos los precios del crudo en los mercados mundiales.

Difícilmente en 1989, cuando con apenas 26 años creó Menatep, uno de los primeros bancos comerciales de la extinta Unión Soviética, Mijaíl Jodorkovski podía suponer que se convertiría en el fundador del mayor imperio petrolero del país.

En 1995, Yukos, una petrolera estatal creada dos años antes mediante la fusión de la empresa extractora de crudo Yuganskneftegas con tres refinerías petroleras, fue privatizada en subasta pública.

Esa decisión obedeció a la crisis global que padecía el sector petrolero ruso y también a la acuciante escasez de recursos que experimentaba entonces el Gobierno.

Empresa deficitaria

A la sazón, Yukos era una empresa altamente deficitaria, con infraestructuras obsoletas y grandes deudas, por lo que su subasta no suscitó interés entre los inversores, con la excepción de Menatep, que se adjudicó el 78 por ciento de sus acciones por 350 millones de dólares.

Jodorkovski arriesgó no sólo el capital de Menatep sino también comprometió créditos millonarios en una apuesta que, finalmente, le convirtió en el hombre más rico de Rusia, con una fortuna personal que se calcula en 11.000 millones de dólares.

El crecimiento de Yukos, una vez que Jodorkovski tomó las riendas de la compañía, fue espectacular: una tras otra fue comprando empresas hasta convertirse en la principal petrolera privada del país.

En abril de 2003, Yukos anunció su fusión con Sibneft, operación que debía dar nacimiento a la tercera petrolera mundial por sus reservas y a la cuarta por producción de crudo.

"Debido a su enorme potencial industrial y financiero, este nuevo gigante podrá acercar nuestro objetivo estratégico de conquistar el liderazgo del mercado energético global", dijo entonces Jodorkovski.

Sin embargo, el "negocio de siglo", como fue bautizado por la prensa rusa, no cuajó: Sibneft se echó atrás apenas los nubarrones empezaron a cernirse sobre Jodorkovski.

Las relaciones del magnate con el Kremlin terminaron abruptamente después de que Jodorskovski anunciara su intención de dedicarse a la política y se hiciera público que Yukos financiaba varios partidos opositores al presidente de Rusia, Vladímir Putin.

El 25 de octubre de 2003 Jodorkovski ingresó en prisión acusado de una serie de delitos económicos, desde fraude hasta evasión tributaria, por los que está actualmente siendo sometido a juicio.

Para evitar que su situación personal influyera en el imperio petrolero, Jodorkovski renunció inmediatamente a la presidencia de Yukos, pero fue un gesto inútil. La petrolera fue acusada y hallada culpable de evasión de impuestos por el año 2000 y condenada a pagar 3.400 millones de dólares.