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Nadal impone la ley del campeón y jugará su decimotercera final en París

El mallorquín retará mañana a Djokovic, verdugo de Tsitsipas, tras eliminar en tres sets al argentino Schwartzman

Nadal celebró de esta manera su clasificación para la gran final de Roland Garros.

Esto es Roland Garros y la Phillipe Chatrier, el sol aparece y desaparece, hace un frío otoñal en París, se juega de noche, a veces bajo techo, las bolas no saltan como le gusta, la pista está lenta, hay sol y sombra en la central, pero el campeón, que nadie lo dude, se llama Rafel Nadal. Lo ha sido 12 veces desde 2005 y lo volvió a demostrar este viernes. Mañana estará de nuevo en la final, preparado para llevarse la Copa de los Mosqueteros a su museo de Manacor. Su rival será Novak Djokovic, que se impuso al griego Stefanos Tsitsipas en la otra semifinal.

Diego Schwartzman le había ganado hace veinte días en Roma, pero era el primero que sabía que eso, en casa de Nadal, poco le valía. El tenista argentino había quitado del camino a Dominic Thiem, la ronda anterior, en un maratoniano partido a cinco sets y sus piernas lo notaron. No pudo aguantar el infierno al que le sometió Nadal, que se deshizo del ‘Peque’ por 6-3, 6-3 y 7-6 (7-0), en tres horas y nueve minutos.

El primer juego fue de tanteo. Momento de afinar las raquetas. Probar golpes. Se alargó 13 minutos ¿número premonitorio? Schwartzman tuvo dos ‘break points’ pero Nadal lo hizo suyo a la cuarta ventaja y, en el siguiente juego, se apuntaba la primera rotura (2-0). El campeón marcaba territorio. Eso no es Roma.

Schwartzman buscaba líneas, tiraba profundo, se atrevía con alguna dejada y forzaba al revés de Nadal, así pudo hacer ‘break’ (2-1). Nadal lo recuperó enseguida (3-1). Ventaja suficiente para ganar la primera manga en 64 minutos pero sufriendo en el último juego en el que Schwartzman salvó dos ‘set balls’, antes de cederlo con un revés a la red y su 15 error no forzado por solo 6 de Nadal.

El primer paso, el más dificil, estaba dado y Nadal lo celebró con todo su palco con un “¡Vamos!” que resonó en la central ante un millar de privilegiados espectadores. El guion de la segunda manga varió poco. Nadal rompió rápido (2-1) y fue suficiente para llevarse el set en 43 minutos.

La cara del ‘Peque’ era un poema. Si había tenido alguna esperanza, Nadal se la arrebató de un manotazo. El argentino resoplaba y suspiraba cada vez que se sentaba en la silla y miraba hacia su palco, impotente. En la tercera manga se repitió la historia. Nadal hizo un break rápido (3-1), Schwartzman se lo devolvió, en un último esfuerzo, rompiendo el servicio de Nadal (4-3) para igualar el marcador (5-5). Juan Ignacio Chela, su entrenador, se levanta de la silla animándole.

Nadal está sufriendo por primera vez. Quería evitar un cuarto set. Schwartzman logró forzar el ‘tie break’. Todo o nada para el argentino. Nadal apretó los dientes. «¡Si!», gritó cuando logra el 5-0, celebra el 6-0 con su palco y cerró el partido con 7-0, para sumar una nueva vitoria a su colección.

Nadal, como decía su entrenador Carlos Moyà, «ya está donde quería estar». En su 13ª final y sin perder un set. Ahora solo le queda el último escollo, el más complicado, todo un reto, nada menos que el número uno Djokovic.

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