Cuando se le ríen las gracias a exabruptos intolerantes, se abre la veda. Y esto ocurre desde muchos sectores, incluido el periodístico, haciendo la "vista gorda" cuando desde las gradas, tribunas y aledaños de un recinto deportivo se insulta, menosprecia o vilipendia a deportistas del equipo contrario por ser éstos de una raza distinta o de una procedencia alejada cuando en su propio equipo, al que dicen seguir pero perjudican con estas actitudes, también los hay de las mismas razas y procedencias.
Y repito lo de que en muchas ocasiones la veda está abierta gracias al comportamiento de quienes debieran medir sus valoraciones y críticas, en ocasiones tendenciosas e insultantes o también de quienes tienen en sus manos la capacidad de tomar las medidas oportunas y no las toman no sé si por miedo, por indulgencia o por colaboracionismo, porque se piensa igual que el energúmeno y creen que no es necesario intervenir porque por "cuatro gritos de unos pocos" no pasa nada.
Amadeo Salvo, presidente de la UD Ibiza, ha dado ejemplo mientras otros se tapan y esperan que corra el 'estúpido velo' que creen que todo lo tapa y a otra cosa, mariposa.
La intolerancia no es más que un reflejo de la mala educación que se contagia entre la gente porque en materia educativa y social tampoco se hace nada y de esos vientos llegan las tempestades correspondientes.
