El exnúmero uno Carlos Moyá, preparador de Rafel Nadal, explicó que su pupilo deberá olvidarse de lo que pueda pasar después del punto y mantener la concentración durante todo el partido en los octavos de final que disputa estamañana ante el local Nick Kyrgios. “A Kyrgios le motivan estos partidos, jugar en casa en una pista grande y contra uno de los grandes”, aseguró Moyá, finalista en Melbourne Park en 1997, con 21 años, tras caer ante el estadounidense Pete Sampras.

Moyá también explicó que una de las claves para su jugador será mantener la eficiencia en el servicio, después de que no concediera ninguna pelota de rotura en los dos últimos partidos, así como aprovechar las bolas de rotura. “Si su servicio vuelve a funcionar eso le va a permitir jugar con más tranquilidad. Al final, en estos tipos de partidos a veces tres puntos deciden todo”, apuntó.

También señaló que “hay que ver hasta qué punto se recupera Kyrgios en estas 48 horas”, después de disputar el partido más largo de su carrera en su victoria frente al ruso Khachanov. “El aspecto físico está ahí, es una cuestión en la que nosotros nos hemos fijado mucho en los últimos años aunque tenemos que olvidarnos de cómo llegará él y estar pendientes en estar concentrado”, concluyó.

Munar, fuera en el doble

Jaume Munar se despidió del torneo australiano al quedar eliminado en el partido de dobles. Formando pareja con el colombiano Juan Sebastián Cabal, perdió en dos sets 7/6(5), 6/4 ante la pareja norteamericana formada por los hermanos Bryan, Bob y Mark, tras hora y media de partido.

Por otro lado, Juan Martín del Potro anunció ayer que volverá a ser sometido a una nueva operación en la rodilla derecha. En un comunicado emitido por su equipo de trabajo se comunica que “luego de varias interconsultas en Argentina, Europa y Estados Unidos, la mayoría de los médicos llegó a la conclusión de que es necesaria una nueva intervención en la rodilla derecha de Juan Martín”.

Del Potro viajó a Miami, donde hoy se realizará la intervención a cargo del médico Lee Kaplan con la intención que sea “la solución definitiva para un dolor que no sólo le impide jugar al tenis, sino también le dificulta realizar las actividades de la vida diaria”.