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Estrellas

Ricos y rebeldes

Neymar, Bale y Pogba no se pliegan a los intereses de sus clubes, PSG, Real Madrid y United

Bale, Pogba y Neymar, tres de los grandes protagonistas del verano. Reuters

Dice Mino Raiola, el Jorge Mendes de los millennials, que todos en el Manchester United conocen el deseo de Paul Pogba de fichar por el Real Madrid. Un deseo que aportaría pingües beneficios al representante más dicharachero del fútbol mundial.

La última vez que colocó a Pogba, Raiola se llevó una comisión de 48 millones de euros, según publicó 'Football Leaks', de los 105 millones que costó el traspaso. Ahora, el Manchester United pide 170 millones al Madrid por el centrocampista francés campeón del mundo.

De pizzero a prohombre de la representación de futbolistas, por las manos de Raiola no solo pasa lo más granado del fútbol, sino la solución a una compleja ecuación de economía, propia de la teoría del caos en la que se mueve el balompié. Para que entre Pogba, debe salir Bale y quizás el Barcelona acelerar plazos con Neymar.

Raiola es un ser excéntrico. Tanto que sugirió la posibilidad de una fusión entre el Inter y el Milán. También es un temerario, tanto como para espetarle a Ibrahimovic antes de que el sueco le contratara, que sus estadísticas "eran una mierda".

Y de su pericia, de su rechazo a vestir de traje y de su obsesión por la puntualidad, depende el que puede ser el mayor trueque de la historia del fútbol y de paso una comisión para su bolsillo de récord.

Al menos, Mino Raiola está siendo más elegante que el padre de Neymar, que ya cuando movió a su retoño del Santos al Barcelona se embolsó 40 millones de euros en comisiones. El italiano quiere sacar a Pogba del Manchester United con una transición, sin una ruptura traumática. Por eso ha aceptado la voluntad blanca. En el Madrid no quieren a Pogba en rebeldía como está haciendo Neymar para regresar al Barcelona o el propio Griezmann.

Si el Madrid tiene prisa tampoco lo demuestra. Lleva gastados 298 millones repartidos en cinco fichajes: Hazard, Militao, Rodrygo, Jovic y Mendy. Aunque lo peor ya ha pasado, necesita vender casi por la misma cantidad, unos 300 millones de euros, para cumplir con el fair play financiero.

Hasta ahora el club blanco ha soltado a Llorente y a Kovacevic por 40 millones cada uno. También salió ayer Luca Zidane rumbo al Racing. Y espera que la compra de James por el Nápoles se confirme próximamente.

Aún así, para que el balance cuadre, deben salir más futbolistas. Y el gran problema sigue sin hablar español. Gareth Bale se aferra al Madrid como una lámpara a la roca. Hiératico como siempre, se presentó el lunes a entrenar. El martes, se montó en el avión rumbo a Canadá. Y estará haciendo la gira blanca durante la pretemporada obedeciendo a una abstrusa estrategia de desgaste porque Zidane no le quiere en el equipo.

Algunas informaciones señalan que desde China llegó una proposición casi indecente en lo que tiene que ver con la ficha, aunque el requisito es que el Madrid le deje salir gratis. No parecen tan desesperados en la casa blanca como para regalar a un futbolista difícil de ponderar en lo histórico. Sus cuatro Ligas de Campeones no son suficientes para entrar en el panteón blanco.

Mientras, el Barcelona no quita ojo de París. El conjunto culé quiere realizar una operación casi de ingeniería financiera inversa. Con Messi, Suárez, Dembelé, Griezmann y Coutinho en nómina, el Barcelona casi se ve abocado por alguna extraña fuerza a repescar a Neymar. En Francia, del brasileño, en rebeldía desde el lunes, saben lo mismo que hace 48 horas. Es decir, que no saben absolutamente nada de él.

Con Pogba y Neymar forzando la máquina para salir de sus clubes y con Bale haciendo lo mismo para lo contrario, atrás quedaron los tiempos en los que los clubes tenían algún poder sobre a quién fichaban y quién no. Es lo que tiene estar en manos de ricos y rebeldes.

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