"Nos estamos haciendo viejos", asegura Rafa Nadal. "Dímelo a mí", le responde John McEnroe ante las risas del público que acababan de asistir a la victoria del mallorquín sobre Matthew Ebden en el Abierto de Australia.

El extenista estadounidense oficia de entrevistador a pie de pista, y pregunta a los tenistas por el partido que acaban de jugar... O por otras cosas, como ha hecho esta madrugada. Todo un showman McEnroe, que comenzó en plan serio: "Se te ve fantástico, ¿Te sientes tan bien cómo parece?".

Nadal, todavía secándose el sudor, le responde con normalidad: "No sé si tan bien... He vuelto después de mucho tiempo y los principios no son fáciles. He hecho un partido serio, creo que he hecho las cosas bien y he mejorado algunas cosas. Cada día es un examen. Estoy súper contento de jugar aquí, hay un gran ambiente, muchas gracias".

McEnroe saca a relucir su cambio en la mecánica de saque, ahora con 32 años. "Nos hacemos viejos", dice Nadal sonriendo. "Dímelo a mí", responde McEnroe, haciendo que el público se ría en la grada e interrumpiendo al manacorí, que continúa: "Y quieres mejorar cosas, y sacar mejor. Siempre es interesante tener motivaciones, te hace sentir vivo... y yo disfruto de probar cosas".

"Es el primer torneo con este saque y creo que funciona", añade Rafa Nadal. "Absolutamente", incide McEnroe.

Y entonces arranca el pequeño show de McEnroe: "Siempre estás jugando con las botellas. ¿Como ya estás mayor no sería el momento de dejarlo? ¿O te da buena suerte y no quieres dejarlo?".

Nadal intenta responder, pero los aficionados ya se ríen en la grada. Hasta que el manacorí habla, continuando con la broma: "Hay una cosa importante en la vida: si algo funciona, no lo cambies". El público aplaude, y hasta su novia Xisca, se ríe en la grada. "Y las botellas parece que han estado bien durante mi carrera", añade el mallorquín.

"¿En casa también haces esto con las botellas?", insiste McEnroe anta la algarabía general. "No, solo en la pista y cuando compito. Ni siquiera lo hago cuando entreno", asevera Nadal, que en lo siguientes cuatro minutos ya no se vio tan apurado ante las preguntas del estadounidense.