Kazán es una ciudad del suroeste de Rusia, a orillas del Volga, capital de la República de Tartaristán, perteneciente a la Federación Rusa, con más de un millón de habitantes y famosa por su centenario Kremlin, ciudad fortificada repleta de museos y lugares sagrados. Su estadio de fútbol alberga a más de cuarenta y cinco mil espectadores y en este Mundial de Rusia-2018 ha adquirido un cartel necrófilo para algunas de las selecciones campeonas del mundo.
Kazán se ha convertido, sin pretenderlo, en la tumba de los campeones mundiales.
Selecciones campeonas del mundo y con cartel de favoritas al título han ido cayendo eliminadas en el Kazán Arena a medida que avanzaba la competición.
Alemania fue eliminada en la fase de grupos tras perder en el tercer partido del grupo F ante Corea del Sur. Los alemanes, siempre candidatos al título mundial, perdieron por 2-0 ante los asiáticos y se despidieron como nunca antes, es decir, sin superar la fase de grupos, algo inaudito.
Argentina también se despidió del Mundial en Kazán tras caer en octavos de final ante Francia por 4 a 3. Otra despedida de un campeón. Y el tercer campeón eliminado fue Brasil, el más laureado de los mundiales con cinco títulos. Los brasileños también se despidieron del Mundial de forma prematura en Kazán si tenemos en cuenta cuál es siempre el objetivo de la ´canarinha´, al perder por 2-1 ante Bélgica. Entre Brasil (5), Alemania (4) y Argentina (2), Kazán ha dilapidado once títulos en su sede gafe para campeones mundiales. No obstante, no debemos rasgarnos las vestiduras con esta anécdota si tenemos en cuenta cómo van cayendo las selecciones con buen cartel. Otras campeonas mundiales como España o Uruguay también se han ido a casa sin despedirse de la competición en Kazán donde España ganó su único partido a Irán y Uruguay superó a Portugal en cuartos. Por cierto, a las selecciones campeonas todavía en competición, Francia e Inglaterra, no les toca visitar Kazán, una excusa menos.
