No es habitual que a una selección nacional la dirija un técnico de un país diferente, y es algo que no está muy bien aceptado en algunas latitudes futbolísticas contrariamente a lo que sucede con los clubes de fútbol. A un aficionado del Real Madrid, el Barcelona, el Manchester, la Juventus o el Bayern Munich les da exactamente igual la procedencia del entrenador de turno, pero en las selecciones no hay tanta complacencia.
En Inglaterra nunca fueron bien vistos ni Eriksson (sueco) ni Capello (italiano), y sin embargo en lugares donde el fútbol está en progresión, como en los países africanos o árabes, siempre se ha visto de un modo más positivo puesto que se considera que los técnicos de fuera pueden aportar nuevos y modernos conocimientos para su avance.
En este Mundial de Rusia el dato es demoledor: el 44% de los seleccionadores son de países distintos al que dirigen, 14 de las 32 selecciones están en manos de técnicos extranjeros entre los que predomina la nacionalidad argentina con cuatro representantes de ese país. Egipto, Arabia Saudí, Perú y Colombia están dirigidas por los argentinos Héctor Cúper, Juan Antonio Pizzi (con pasaporte español), Ricardo Gareca y José Pekerman. Dos colombianos, Juan Carlos Osorio y el 'Bolillo' Gómez están al frente de México y Panamá. Dos bosnios, Zlatko Dalic y Vladimir Petkovic están en las selecciones de Croacia y Suiza.
¿Y el resto?, el francés Hervé Renard con Marruecos, el portugués Carlos Queiroz con Irán, el holandés Bert Van Marwijk con Australia, el noruego Age Hareide con Dinamarca, el alemán Gernot Rohr con Nigeria y el español Roberto Martínez con Bélgica.
Otra forma de unir que tiene el fútbol, aunque es bien sabido que hasta estas cosas dependen de los resultados. Eso sí, unos se irán que otros volverán y la rueda nunca para, sea la selección que sea y de la nacionalidad que ofrezca el mercado.
Fútbol global o fútbol mundial, que para el caso es lo mismo. Los otros 18 equipos son fieles a la tierra.
