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La hazaña de Moyá cumple veinte años

El mallorquín conmemora su histórico triunfo en la final de Roland Garros ante Álex Corretja, que se produjo el 7 de junio de 1998

Carlos Moyá besa la Copa de los Mosqueteros en 1998. efe

El 7 de junio de 1998 marcó un antes y un después para el tenis mallorquín. Carlos Moyá se convertía en el primer campeón insular de Grand Slam al ganar Roland Garros frente a Àlex Corretja en la final. Veinte años después la cifra ha crecido gracias a los diez títulos que ha conquistado en París su sucesor Rafel Nadal, más otros seis en el resto de 'majors'. Para el palmesano supuso su primer y único entorchado en un grande durante su carrera, que se dilató hasta 2010.

"Cumplí un sueño pero no fui plenamente consciente de lo que significaba hasta que pasó un tiempo porque estaba en una nube", explica un Moyá que, dos décadas después, hace hincapié en que "lo llevaba persiguiendo durante mucho tiempo y, cuando llegó, no me lo terminaba de creer". El balear argumenta que ganar tu primer Grand Slam "te permite romper una barrera que te sitúa en un estatus que te queda de por vida". Además de confesar que, cuando le llegó ese punto de inflexión en su carrera a los 21 años, notó algo más de respeto en el circuito "porque siempre se duda del jugador joven que, por muy bueno que sea, todavía no ha logrado ganar uno de los cuatro grandes torneos".

Fueron dos semanas muy intensas para el mallorquín en las que tuvo que deshacerse del correoso chileno Marcelo Ríos en cuartos de final y al batallador catalán Félix Mantilla en la penúltima ronda. Àlex Corretja no terminó ofreciendo la resistencia esperada en la final y Moyá necesitó solamente tres mangas (6/3, 7/5, 6/3) para rubricar su triunfo sobre el barcelonés lanzándose sobre la tierra batida de la Philippe Chatrier. Para el ex número uno del mundo fue clave "la mentalidad ganadora y positiva" con la que saltó a la pista, agregando que, la final que un año y medio atrás perdió en Australia, le enseñó que "no hay que conformarse con haber llegado hasta el último partido del torneo". La lección aprendida por el finalista en Melbourne ante Pete Sampras marcó la diferencia frente al catalán que, en París, jugaba su primer partido grande.

Hasta 2008, última participación en Roland Garros, el campeón de veinte títulos ATP intentó conquistar una segunda Copa de los Mosqueteros. Sus mejores resultados fueron los cuartos de final, en tres ocasiones más, cediendo ante el holandés Martin Verterk (2003), el argentino Guillermo Coria (2004) y su paisano Rafel Nadal (2007). Pero para Moyá, el año que más cerca estuvo de repetir fue en 1999 cuando cayó en octavos frente a Andre Agassi. "Dominaba 6/4, 4/1 con saque y en esa situación de diez veces en nueve, terminas ganando" recuerda el tenista de Palma, afirmando que "con los rivales que quedaban por delante, era la mejor oportunidad para volver a ganar en París". A la postre el estadounidense, verdugo del mallorquín, se proclamó campeón del abierto francés.

En la presente edición, Moyá acude a Roland Garros como técnico de Nadal. El tenista manacorí era entonces un niño de 12 años en 1998. Ambos todavía no se conocían y seguro que tampoco podían imaginar vivir todas las vivencias que han compartido en el circuito. Para el palmesano "nunca veremos un caso igual con alguien que gana diez veces el mismo torneo de Grand Slam" además de congratularse del papel de Jaume Munar este año superando la previa y alcanzando la segunda ronda ante Djokovic como "buena muestra de la continuidad a la hora de sacar jugadores de alto nivel en la isla".

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