Con el pie cambiado. Así ha cogido Jorge Lorenzo a todo el paddock de MotoGP tras saberse que el próximo año correrá en el equipo más importante de la historia del motociclismo: el Repsol Honda.
Hay que reconocer que el mallorquín ha demostrado, una vez más, tener agallas. Y muchas. Porque hay que ser muy valiente para desdeñar las numerosas ofertas que posiblemente ha tenido -es sin duda uno de los más deseados de la parrilla- para meterse en la boca del lobo.
Honda es Marc Márquez, y Marc Márquez es Honda. Y en esa relación apuntalada de éxitos, en la que hasta ahora el gris Dani Pedrosa no era más que una simple comparsa, va a meterse un incómodo y peleón mallorquín.
La próxima temporada el Repsol Honda tendrá dos toros de lidia en el box, dos gallos de pelea, dos campeones del mundo cuyos egos van a chocar frontalmente antes o después. Y tan solo las órdenes de equipo o las mejoras técnicas podrán decantar la balanza hacia un lado u otro del box. Y Honda, mientras, a sumar títulos en cadena. Uno tras otro.
Pero conviene recordar que Jorge Lorenzo ya sabe lo que es finiquitar a un gigante de las dos ruedas. Cuando el mallorquín llegó a Yamaha hace diez años, se encontró con un Rossi en la cima de su carrera. Y le duró dos temporadas. Nadie sabe si la historia se repetirá, pero de lo que podemos estar seguros es de que nos vamos a divertir. Y mucho.