El Atlético Baleares ha cerrado una primera vuelta de espanto y que está en las antípodas de las expectativas que había en verano en Son Malferit. Tres victorias en diecinueve partidos, ninguna de ellas como local, explica perfectamente la razón por la que ocupa la plaza de promoción de descenso a Tercera División.

El objetivo de meterse en el play-off y ascender, por mucho que el propietario Ingo Volckmann lo fijara en la presentación, suena a broma ahora porque ya está a trece puntos. Solo un cambio de rumbo absoluto, como el que se produjo el pasado curso con Josico en el banquillo -recortó a la cuarta plaza diez puntos en nueve jornadas- podría obrar el milagro, pero lo mejor que le puede pasar a los blanquiazules es que en la segunda vuelta ganen más partidos que en la primera, porque la permanencia podría estar en entredicho.

El técnico Armando de la Morena, sin experiencia en estos niveles, fue un auténtico fiasco y acabó siendo despedido hace tres jornadas, pero a su sustituto, Horacio Melgarejo, no le van mejor las cosas. Los fichajes, con alguna excepción, han estado lejos del nivel que se esperaba, un aspecto con el que también se puede entender esta desastrosa primera parte del campeonato. La derrota en casa ante el Villarreal B en el estreno (0-1) no hacía presagiar lo que está soportando la afición porque el equipo daba el nivel como visitante. Venció en Formentera (0-2) y Mestalla (1-2) y sacó un punto del Martínez Valero de Elche (3-3), mientras que en Son Malferit igualó ante el Real Mallorca (0-0), Lleida (1-1) y Olot (1-1).

Los ánimos estaban más o menos calmados porque el buen rendimiento como visitante dejaba al Atlético Baleares cerca de los puestos de privilegio y se esperaba que el equipo, con tantas incorporaciones y entrenador nuevo, creciera. Pero nada más lejos de la realidad porque sucedió lo contrario. Venció en Zaragoza al Deportivo Aragón (1-2) en la décima jornada y, desde aquel 22 de octubre, los blanquiazules han sido incapaces de sumar tres puntos de golpe, lo que ha provocado su caída en picado en la clasificación. Los focos apuntaban a los problemas por ganar en Son Malferit, con empates ante conjuntos de la parte baja como el Peralada (0-0) o derrotas tan sonadas como la sufrida en el Municipal de Santa Eulària d'es Riu ante la Peña Deportiva (2-0). El discurso de De la Morena se fue vaciando a medida que pasaban las jornadas. No se cansó de apelar a la mala suerte y de reclamar actos de fe para explicar la situación por la que estaban atravesando, pero los resultados seguían sin llegar. La grave lesión de Xisco Hernández, uno de los futbolistas clave dentro y fuera del césped, fue otro duro golpe en Son Malferit. Hasta que la derrota ante el Llagostera en la isla (0-1) fue la gota que colmó el vaso y dejó sin argumentos al director deportivo, Patrick Messow, para mantener al preparador en el cargo.

Horacio Melgarejo, que asumió el puesto como interino y que días después fue ratificado hasta el final de curso, no ha conseguido mejorar los resultados, de momento, porque ha empatado un partido y ha sufrido dos derrotas. No ha zanjado la polémica de la portería que no resolvió su antecesor, alternando a Carl con Aulestia, mientras que Uche y Óscar Rico, que debían ser importantes, ya han sido dados de baja. Deben llegar refuerzos como el comer. No queda otra.