Al menos el discurso de Horacio Melgarejo en sala de prensa dista bastante al de Armando de la Morena. El técnico argentino, quien ayer dirigió su segundo partido al frente del conjunto blanquiazul, expuso los motivos que llevaron al Baleares a regalar el encuentro en los últimos minutos, sin excusas, sin mencionar ´la mala suerte´: "Sabíamos que teníamos un rival que sabe aprovechar muy bien todas las circunstancias. Tuvieron un córner en el que perdimos las marcas y nos remataron. Después, con el 1 a 1, el equipo fue a por la victoria, nos pillaron mal colocados y Enric no perdona".

Lo que sí repitió Melgarejo, quien presenció el encuentro desde un balcón de la Federación de Fútbol de las Illes Balears (fue sancionado con dos encuentros en el partido de Alcoy), fue la controvertida rotación de sus guardametas. Aulestia volvió al banquillo tras el gran partido que protagonizó el pasado domingo en El Collao y Carl Klaus regresó a la titularidad: "Por decisión propia quiero que los dos estén metidos en el tema de la portería. Aulestia lo hizo muy bien en Alcoy y Carl lo hizo muy bien hoy (por ayer), lo que pasa que no tuvo la suerte de poder sumar".

El futuro del preparador sudamericano sigue en entredicho. Si los resultados siguen sin acompañar, es muy probable que Horacio Melgarejo deba abandonar el barco en el parón navideño, con apenas tres jornadas dirigiendo al equipo. "Hoy era un momento para ganar, mi continuidad está en manos del club, pero eso no es algo que yo maneje, lo único que me preocupa son los resultados, seguir o no al frente del equipo no me genera ninguna preocupación", resumió el entrenador balearico.

"Creo que los jugadores se merecían un triunfo después del sacrificio e intensidad que han mostrado durante 88 minutos del encuentro. Lo dieron todo y se merecían mucho más, pero al final nos vamos a casa sin nada. Creo que trabajando de esta manera en algún momento llegará la victoria", zanjó Melgarejo.

Ya para acabar, el sustituto de Armando de la Morena en el banquillo tuvo unas palabras para las casi 2.000 personas que acudieron ayer Son Malferit y que no dejaron de animar al equipo durante los 90 minutos del enfrentamiento ante el Cornellà: "La gente se dio cuenta de lo que hizo el equipo sobre el campo, creo que no se les pasó en ningún momento por la cabeza pitar. Se podrían poner nerviosos si no hay intensidad, pero hoy (por ayer) la hubo".