David Ferrer entró cabizbajo a la sala de prensa, dispuesto a reconocer todos sus errores durante el partido, que, según su parecer, fueron muchos. En primer lugar, pidió perdón a los espectadores "que han pagado una entrada porque mi actitud en la pista no se corresponde a la de un ´top ten´. No tengo explicaciones, he estado fatal", dijo un abatido Ferrer.

El número cinco del mundo no encontraba explicación a que hubiera perdido la concentración tras adjudicarse el primer set y plantar cara hasta el final en el segundo. "No sé lo que me ha pasado, es difícil de explicar la derrota de hoy (por ayer) porque empecé muy bien, confiado en que podía ser el día en que derrotara a Nadal en París. Yo me encontraba bien y Rafa fallaba mucho con su revés. Pero de pronto me fui del partido", añadió.

El discurso de Ferrer daba vueltas sobre lo mismo, sobre cómo se dejó ir. "Me dejé ir antes de tiempo. Me he rendido, y está claro que ante Nadal no puedes volver a rachas porque es un tipo de un jugador que no te da respiro".

Preguntado sobre si había perdido una gran oportunidad de volver a meterse en semifinales de Roland Garros, tras disputar la final el pasado año, dijo que no lo sabía. "Está claro que la oportunidad la he dejado escapar, pero nunca se sabe lo que puede ocurrir en el futuro.

Esta derrota me debe servir de lección para próximos partidos y pensar que tengo que jugar con otra mentalidad si quiero ganar.