El ex atleta Yago Lamela ingresó el 4 de junio de 2011 en la planta de psiquiatría del Hospital asturiano de San Agustín con un cuadro depresivo. Asediado por las lesiones, el saltador de longitud se había retirado del atletismo dos años antes. Su salto de 8,56 le valió en 1999 el subcampeonato del mundo en pista cubierta y se mantuvo como récord de Europa hasta el 9 de marzo de 2009, cuando el alemán Sebastian Mayer lo dejó en 8,71 en una reunión en Turín.

Para entonces, permanecía completamente alejado de la práctica deportiva, incluso al margen de competiciones. Había aumentado su peso, según señalaron fuentes próximas al deportista. Sin embargo, su estado anímico parecía bueno en las semanas previas y nadie en su círculo de conocidos podía presagiar el episodio que lo llevó a ingresar al centro hospitalario.

Lamela reaparecía en público en octubre de 2011. Una serie de reveses profesionales y sentimentales acumulados con el paso de los años le había conducido a la depresión. Y ese día, el 10 de octubre de 2011, Yago tiraba de sinceridad consigo mismo, sabiendo reconocer su problema y aceptar la ayuda que le había brindado su familia. Recuperado de aquel episodio, miraba el futuro con esperanza, aunque era consciente de que sería al margen del deporte.

La primera decisión que tomó en esa nueva etapa fue volver a las aulas universitarias y retomar, por tercera vez, sus estudios de Ingeniería Informática. "Me quedé con la espina clavada de acabar la carrera y ahora estoy muy motivado para conseguirlo puesto que no tengo que dedicar el tiempo al deporte profesional", decía aquel día. El objetivo era encontrar trabajo. "Aquí está fatal para todo el mundo, así que no habrá más remedio que marchar fuera. Yo domino el inglés porque estudié dos años en los Estados Unidos, y espero que eso me ayude", comentó.

"El futuro está en el estudio, que es lo que te puede proporcionar trabajo. Es difícil compaginarlo, pero es posible mientras no te dediques al deporte profesionalmente; luego es más difícil. Yo a mis hijos los motivaría para que hicieran las dos cosas, como hicieron conmigo mis padres".