Rudy Fernández (Palma, 1985) sonríe de nuevo. Tras dejar atrás una temporada marcada por las lesiones y la falta de continuidad en los Portland Trail Blazers, el mallorquín descansa ya en la isla, donde medita sobre los próximos retos que en breve debe afrontar. Sin embargo, con el Mundial a la vuelta de la esquina y su futuro en la franquicia de Oregón en el aire, el escolta quiso ayer tomarse un respiro y presentar la quinta edición de su Campus de verano.

– ¿Qué balance hace de su segunda temporada en la NBA?

– Creo que ha sido una campaña irregular por varios motivos. En primer lugar por la lesión, puesto que por ella me perdí toda la pretemporada y después siempre es complicado entrar de nuevo en la dinámica del equipo. Aunque es cierto que también me ha faltado algo de confianza en mi juego.

– ¿Se esperaba mucho más?

– Sinceramente, había puesto muchas esperanzas en esta temporada. Esperaba un rol algo más importante tras mi primer año, pero por culpa de las lesiones y la falta de continuidad no ha sido posible.

– ¿Se sintió decepcionado o engañado en Portland al ver reducidos sus minutos sobre el parqué a medida que avanzaba la temporada?

– Las dos cosas, tanto decepcionado como engañado. Siempre he pedido una mayor responsabilidad dentro del equipo pero este curso no me han dado la oportunidad. Algo así te descentra por completo, puesto que no sabes lo que va a suceder el año que viene.

– Pero algo positivo habrá sacado.

– Creo que vivir una temporada tan difícil me ha servido para madurar tanto a nivel profesional como personal.

– Mientras su futuro sigue sin aclararse.

– En la NBA las franquicias son las que deciden sobre el futuro del jugador. Nosotros tenemos poco o nada que decir. Ahora estoy en Portland, donde tengo todavía dos años de contrato, pero todo puede suceder. Yo lo único que quiero es jugar más minutos, que se den cuenta de que soy un jugador más aprovechable y no sólo un lanzador desde la esquina.

– Si en Portland no pueden ofrecerle ese protagonismo, ¿estaría dispuesto a forzar su traspaso?

– Sí, repito que yo lo que quiero es ser feliz y jugar al baloncesto, que al fin al cabo es cómo me gano la vida. En Portland me siento a gusto pero seguro que podría aportar mi experiencia y talento a otro equipo.

– Parece que al menos los aficionados están de su lado.

– La afición siempre me ha demostrado todo su apoyo. Sin ir más lejos, fue increíble ver cómo me animaron el primer partido después de la lesión y así durante toda la temporada.

– ¿Sería un paso atrás volver a Europa?

– En absoluto. Jugadores de la talla de Navarro o Jasikevicius demuestran que hay baloncesto más allá de la NBA. Ellos regresaron de Estados Unidos y después triunfaron en sus clubes.

– A usted se le ha relacionado con el Real Madrid y Barcelona.

– Está claro que son dos grandes equipos y yo nunca cierro las puertas a nadie. En ese sentido, si alguien me presenta un proyecto ambicioso por supuesto que me replantearía la posibilidad de volver. Sin embargo, hasta el momento no he mantenido ningún contacto con el Barcelona o el Madrid.

– ¿Sería un fracaso regresar del Mundial de Turquía sin un medalla?

– Nosotros tenemos muy claro que nuestro objetivo son las medallas. Las expectativas son muy altas pero para ello la trayectoria de la selección está bien respaldada por los éxitos que hemos cosechado durante los últimos cinco años.

– Y todo ello sin Pau Gasol.

– La selección está capacitada para tener doce jugadores de primer nivel. Creo que sobre todo es una oportunidad para Marc Gasol de dominar en la pintura como lo ha hecho en la NBA, aunque es cierto que jugadores como Navarro, Calderón o yo deberemos aportar todavía más.

– En su Campus contará con una directora de excepción, su hermana Marta. ¿Le pondrá las cosas muy difíciles?

– (Se ríe) Yo siempre doy problemas a los directores, pero esta vez no creo. Marta está muy ilusionada y seguro que lo hará muy bien.

Por último, ¿quién se lo pasa mejor en su Campus, usted con los niños o los niños con usted?

Yo la verdad es que me lo paso muy bien con ellos. Supongo que ellos también, así que en el fondo todos salimos ganando.