Sin apenas descanso entre una carrera y otra, Alonso llega a Indianápolis cargado de presión. El español, que fue séptimo en una carrera plagada de incidencias, perdió el primer puesto del campeonato el mismo día en el que Hamilton estrenó su casillero de victorias en la máxima categoría del automovilismo mundial.

Y lo hace, además, a ocho puntos de Hamilton y poco días después de haber afirmado que nunca se ha sentido del todo cómodo en un equipo en el que sospecha que todo el apoyo de McLaren es para el inglés, un británico deslumbrante que milita en un equipo británico ansioso por ver a uno de los suyos en lo más alto.

Alonso, que jamás se da por vencido y tiene la virtud de crecerse ante las dificultades, nunca ha salido satisfecho del circuito de Indianápolis, un trazado que ha visitado en cinco ocasiones y con el quinto puesto del año pasado como mejor resultado. Se trata del único podio que le falta.

El bicampeón mundial español compitió por primera vez en este legendario circuito, universalmente conocido por sus 500 Millas, en 2001, durante su etapa en Minardi, aunque, encuadrado en un equipo con pocos medios, no pudo terminar la carrera tras sufrir la rotura de un semieje cuando marchaba en la decimoséptima plaza.

Dos años más tarde, tras pasar 2002 como piloto de pruebas de Renualt, Alonso volvió a abandonar, esta vez por la rotura del motor de su R23 en un momento en el que ocupaba la séptima posición, una por detrás del lugar que ocupó en la formación de salida.

En 2004 fue un accidente el que acabó con las esperanzas de Alonso de obtener sus primer buen resultado en Indianápolis. El español abandonó cuando marchaba segundo y tras remontar desde la novena plaza de la parrilla de salida.

A la temporada siguiente fue sexto en la sesión de clasificación, pero al final no tomó la salida, al igual que el resto de pilotos cuyos monoplazas utilizaban neumáticos Michelin, debido al boicoteo de esto al gran premio por considerar que las ruedas elegidas por la marca francesa no eran seguros.