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ROLAND GARROS 2007. LA GRAN FINAL

La reencarnación de Borg

Nadal, nacido justo 30 años después del gran campeón sueco, le igualó ayer con tres títulos consecutivos

No pasará a la historia como el tenista que más títulos de Grand Slam ha conquistado -11, sólo superado por Pete Sampras a la espera de que Federer también se ponga por delante en este apartado-, pero sí como uno de los mejores de todos los tiempos. Sin discusión. Nacido en la localidad sueca de Sodertalije un 6 de junio de 1956 -treinta años menos tres días antes que Rafel Nadal-, Bjorn Borg vio ayer cómo el mallorquín le igualó un registro que sólo el nórdico había conseguido hasta el momento en los 106 años de historia del torneo: ganar tres veces consecutivas en Roland Garros.

Borg se impuso a Vilas en el 78, a Pecci en el 79 y a Gerulatis en el 80. Nunca nadie había alcanzado este registro, y el título conseguido en el 80 era el quinto en su palmarés en Roland Garros. Se estrenó en el 74, llegando a ser, con 18 años recién cumplidos, el más joven jugador en conquistar el torneo parisino.

Al año siguiente lograría la Copa Davis con Suecia. Aún ganaría otro, en el 81, ante Lendl en cinco apasionantes cinco sets. Se retiró del torneo, y del tenis, un año después, con sólo 26 años, habiendo perdido dos partidos en sus ocho apariciones en la tierra de París, y al italiano Adriano Panatta le cabe el honor de haber sido el único que le ha vencido allí.

Borg fue un precursor. Siempre con su larga melena al viento y con una cinta blanca rodeando su cabeza, fue el primer jugador de la era moderna que demostró que se puede ganar de forma regular tanto en la hierba de Wimbledon como en la tierra de París. Poseedor de un servicio implacable, es recordado por ser el primer jugador -y prácticamente el único- que jugaba a dos manos tanto el golpe de derecha como el revés. Sólo el francés Fabrice Santoro, años después, jugó igual que el sueco, aunque con resultados muy diferentes.

Es un tenista que creó escuela. ´Iceborg´ se le apodaba, por su frialdad tanto dentro como fuera de la pista, una característica que también posee Federer, otro gran campeón como él. Sigue por delante en número de grandes torneos -11 por diez-, pero sólo es cuestión de tiempo que le iguale y le supere.

En la hierba de Wimbledon, donde se impuso del 76 al 80, puso en práctica como nadie el juego de saque y volea, lo que le convirtió en imbatible. Su primer Wimbledon, ante Jimmy Connors, lo conquistó sin ceder un sólo set en todo el torneo.

Pero si un partido es recordado es la final que disputó en el 80 contra el norteamericano John McEnroe, en una de las catorce veces que se enfrentaron a lo largo de su carrera. Se impuso Borg por 1/6, 7/5, 6/3, 6/7 y 8/6 en el que dicen que ha sido el mejor partido de la historia del tenis. Un año después McEnroe se tomó la revancha.

Finalista cuatro veces en el Abierto de Estados Unidos, se retiró, multimillonario pero hastiado del tenis, en el 82, con 26 años.

Tras fracasar en su vida sentimental y empresarial, regresó a las pistas en el 90, a los 34 años, con su obsoleta raqueta de madera Donnay. Le bastó sólo un partido, en Montecarlo ante Jordi Arrese, para darse cuenta de que su hora en las pistas había llegado a su fin. El tiempo pasa igual para todos. Incluso para un campeón como Borg.

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