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Gente en la sombra

Toni Salas: "En la Península me persiguieron cuatro veces, lo pasé muy mal"

"La generación de hoy en día no es la de hace cuarenta años" - "Empecé a arbitrar en 1969 y ya fui presidente cinco años después, en 1974"

Toni Salas posa en las instalaciones de Son Malferit antes de un partido del Atlético Baleares.

Acaba de finalizar un periplo de 42 años como presidente del Comité Balear de Árbitros de Baloncesto. Se va "tranquilo" y con la satisfacción de "haber hecho lo correcto" en este tiempo. Asegura que el deporte de la canasta ha cambiado, como la misma sociedad. Además del baloncesto, dos pasiones más han marcado la vida de este palmesano nacido en 1948, el Atlético Baleares -club de fútbol del que es directivo-, y el Real Madrid (socio y abonado).

-Toda una vida de presidente, 42 años.

-Empecé a arbitrar en 1969 y ya fui presidente cinco años después, en 1974. Todo esto ya es del siglo pasado. Entré gracias al árbitro Nofre Bennàssar, que era muy amigo mío. Después hubo una pequeña crisis en el Comité y Tomeu Rullán, por aquel entonces responsable de la Federación Balear, me hizo presidente con el beneplácito de todos los compañeros. Me pensaba que sería una situación transitoria de dos años o algo así, poco más. Y ha sido hasta 2016.

-¿Sabrá vivir ahora sin el arbitraje?

-Tengo tres nietos que juegan a fútbol con el Atlético Baleares. Me hace ahora más ilusión verlos competir. Todo tiene un fin y yo lo tenía claro. Ya me quería ir hace cuatro años y Jaume Estarellas -presidente de la Balear hasta el pasado mes de noviembre-, por amistad, me convenció para hacer otro mandato.

-¿Cómo se va?

-Con una agradable sensación de tranquilidad y de haber cumplido lo que me pidieron y encomendaron.

-Su marcha va unida a la de Estarellas, que perdió las elecciones. ¿Le hubiera gustado otra despedida?

-Ya anuncié hace un año que no me presentaba a la reelección por motivos de salud. Hubiera quien hubiera en la federación yo lo dejaba. Primero, porque ya está bien; y segundo, que me quiero preocupar un poco más de mi salud y familia.

-¿Qué se lleva?

-Sin lugar a dudas todas las amistades que he hecho gracias al baloncesto. Es una pasada la gran cantidad de gente que llegas a conocer y hacerte amiga.

-¿Cómo hemos cambiado?

-Y mucho. La evolución que ha tenido este deporte es una pasada. Cuando empecé a pitar había cinco equipos infantiles, la categoría cadete no existía, seis juveniles y un par de seniors. Nada más. Y ahora no importa decir lo que hay. Por aquel entonces lo de hoy era impensable.

-¿Cómo es un colectivo de árbitros?

-Ahora en Balears son unos 160 colegiados. Y como en todos los colectivos hay gente normal, un poco especial, cumplidora y alguna que pasa de todo. El problema es poder llevar a un colectivo.

-Si ha estado 42 años será que lo ha sabido gestionar bien.

-Sí. En las últimas elecciones que me presenté tuve el cien por cien de los votos en Mallorca. Se gestiona con mucha mano izquierda, a veces siendo un poco duro y otras haciendo de padre. De todas maneras, la generación de hoy en día no es la de hace 40 años. No digo que sea ni mejor ni peor, es totalmente distinta la persona.

-¿Se acuerda de sus inicios?

-Fui un viernes al comité. Hacía el servicio militar y me dijo Jaume Mercant: "El domingo puedes ir a pitar al UDYR". ¿Cómo?, le dije, pero no tengo uniforme; "pues pita con el traje de soldado -que era gris- con una pegatina". Y no tengo silbato, "pues búscalo". Esto fue mi principio. No es una crítica, era aquella época. Hoy impensable.

-¿Es más difícil arbitrar a un jugador o dialogar con un club en un despacho?

-Los jugadores pueden tener prontos, normal por la situación en el partido; luego todo pasa tras la hipotética jugada. Hay algunos clubes que se creen que ellos tienen su razón, siempre piensan que el colectivo arbitral les hace injusticias. Francamente, los clubes son más difíciles. No obstante, apenas he tenido problemas ya que todos me han respetado.

-Elija: ¿Baleares, Madrid o baloncesto?

-[Responde enseguida] El Atlético Baleares, lo tengo claro.

-¿Lo vera en Segunda?

-Es mi gran ilusión, y no solo la mía, sino la de muchos balearicos. Ahora con Ingo Wolckmann -propietario del club blanquiazul- tenemos una seria posibilidad de subir como hacer escasos años la tuvimos con Tolo Cursach y Fernando Crespí. No fue bien, faltó un pelo. Pero estoy convencido que con Ingo subiremos.

-¿Y un equipo mallorquín en ACB?

-[Resopla] Cuando cambien la cláusula de inscripción de la ACB quiero volver a oír esta pregunta. Mientras no cambie el canon de tres millones de euros más iva que vale inscribirse, hoy en día lo veo inviable. No ya en Mallorca, sino en cualquier ciudad. El Bahía San Agustín tiene mucho mérito, pero la ACB es otra historia.

-¿Qué ha sido lo peor en este tiempo?

-En la península me persiguieron cuatro veces. En Lliria lo pasé muy mal y en Manresa también. Y una serie de huelgas que hubo en Menorca y en Eivissa. Fueron dos momentos difíciles de torear y de arreglar.

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