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Gente en la sombra

Antoni Albertí: "Los técnicos deportivos son los responsables de cada uno de sus jugadores"

"Todos los que nos dedicamos al deporte en cierta manera educamos, y educar es formar para la vida"

Antoni Albertí posa en las instalaciones del Príncipes de España.

Es presidente de la comisión de enseñanza de la federación de hípica, de golf y de medicina deportiva y de investigación científica de Balears. Doctor en psicología con mención internacional, licenciado en Educación Física, jefe de enseñanzas deportivas de régimen especial en el IES Centre de Tecnificació Esportiva de les Illes Balears de Palma, profesor universitario en el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG). Y así, un sinfín de cargos, puestos y titulaciones. Es un referente en el deporte balear. "Sigo con la misma ilusión que cuando empecé", asegura. Es Antoni Albertí (Palma, 1969).

-Si publicáramos su currículum no habría espacio para la entrevista. ¿Le queda algo por aprender?

-La formación es necesaria, pero también puedo afirmar que no es suficiente. Nunca debemos dejar de aprender, porque implica cambiar para mejorar. Y la mejora es un proceso que no tiene fin. Trato de aprender a aprender y de aprender a enseñar continuamente. Por otro lado, intento enseñar a aprender y enseñar a enseñar. De hecho, no hay libro o profesional tan malo del que no se pueda aprender algo bueno.

-¿Qué significa para usted el deporte?

-Es un agente de socialización tan importante como la familia, la escuela, los amigos, los medios de comunicación y, últimamente, también las redes sociales. La práctica deportiva tiene relación directa en la mejora del autoconcepto, la autoestima y la internalización de valores humanos. El deporte en sí mismo es un medio y no un fin. Todos los que nos dedicamos al deporte en cierta manera educamos, y educar es formar para la vida. Si pudiéramos mezclar en un recipiente esfuerzo, constancia, sacrificio, superación, aceptación de uno mismo, diversión, ejercicio físico y salud, posiblemente también lo llamaría deporte.

-Tiene, entre muchas responsabilidades, formar a los futuros entrenadores y preparadores físicos. Menuda tarea.

-Me considero un afortunado porque tengo verdadera pasión por este trabajo. Todas los docentes que nos dedicamos a esta tarea estamos formando a técnicos, que en un futuro inmediato serán los responsables de la formación y de la salud de niños, adolescentes y adultos.

-¿Por qué hay gente que no aplica todo lo que ha aprendido?

-Mi primer jefe de departamento me enseñó que siempre fuéramos cuidadosos y responsables a la hora de evaluar a los alumnos, ya que si cometíamos el error de titular a un técnico no competente, estaríamos dando 'licencias para matar'. Una de las causas por la que los alumnos no aplican los conocimientos adquiridos es por la metodología de enseñanza y el proceso de evaluación. Si los docentes nos limitamos a enseñar el qué y el cómo y no propiciamos que reflexionen del porqué, difícilmente podrán afrontar las situaciones o problemas que puedan surgir en la vida real. Personalmente, considero que la edad mínima para acceder a esta formación [16 años] es demasiado prematura.

-Aprobarán o suspenderán, pero ¿con qué aspectos se sentiría satisfecho que asimilaran sus alumnos?

-Que sean capaces de actuar de manera autónoma, de reflexionar sobre su práctica y tener recursos suficientes para resolver los problemas, que seguro encontrarán, en su práctica diaria. Los técnicos deportivos no deben olvidar que una vez son asignados entrenadores de un equipo, son los verdaderos responsables de cada uno de sus jugadores.

-¿Qué nos pasa para dar más importancia, por ejemplo, a un partido de fútbol que a la constitución de un gobierno?

-Más del 73 por ciento de la población con derecho a voto participamos en las últimas elecciones generales. No creo que más del 70 por ciento de la población española siga "el partido del siglo". Es una percepción errónea pretender darle al fútbol una importancia social que creo que no tiene. Es cierto que es el deporte espectáculo con más seguidores, pero detrás de ello existen intereses económicos que lo promueven porque sigue siendo un negocio rentable.

-Se suele premiar y loar más a un futbolista que a un médico que salva vidas.

-Es difícil responder sin tópicos. Los deportistas profesionales forman parte del deporte espectáculo, y como tal su repercusión social y económica es extraordinaria. Es cierto que en los medios de comunicación y en las relaciones sociales todas las noticias relacionadas con el fútbol espectáculo están diariamente presentes. Los miembros de los colectivos que trabajan en la investigación científica, sanidad, a educación o asistencia social carecemos de medios de comunicación que premien o ensalcen el trabajo diario.

-¿Ha avanzado el deporte como lo ha hecho la sociedad?

-Sí, por supuesto. La formación de los técnicos ha contribuido al avance en el deporte. El INEF en España acaba de conmemorar sus 50 años de existencia. Por otro lado, las federaciones deportivas van incorporando profesionales y técnicos cualificados en sus organigramas federativos y esto a la larga repercutirá en beneficio de la sociedad y del propio deporte.

-¿Qué hacemos mal los padres de los deportistas?

-La decisión que toman los padres permitiendo que sus hijos se inicien en la práctica deportiva es fantástica. Podríamos decir que no ayuda a los hijos que los padres tengan expectativas demasiado altas sobre el rendimiento de sus hijos, u otros que parecen que proyectan en su hijo aquel deportista que quiso ser y no pudo. Los jóvenes no alcanzarán el éxito deportivo por mucho interés o recursos que los padres inviertan o se impliquen. Los padres que entienden que el deporte es un medio difícilmente lo harán mal. La misma propuesta de mejora sería extensible también a las directivas de los clubes deportivos, formadas en su mayoría por padres.

-¿El Mallorca atraviesa una depresión?

-El Mallorca parece ser que sí; en cambio, el Palma Futsal no. Bromas aparte, es muy posible que el hecho de percibir que no se van a alcanzar los objetivos propuestos y alejarse cada vez más de ellos, pueda provocar estados de ansiedad y depresión en cualquier persona. También podríamos considerar que los jugadores de fútbol son personas muy jóvenes y posiblemente tengan pocas competencias para soportar cargas emocionales muy altas.

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