Manacor recupera las proyecciones en celuloide una década después del ‘apagón’

El Cinemaclub 39 Escalons organiza este jueves, en los Multicines, el pase del ‘western’ de John Ford ‘Pasión de los Fuertes’, que incluye un coloquio con el crítico especialista Quim Casas

Jawhar Khabar posa junto a la máquina proyectora, para la que ha preparado la película.

Jawhar Khabar posa junto a la máquina proyectora, para la que ha preparado la película. / S. Sansó

Sebastià Sansó

Sebastià Sansó

En verano de 2010 muchos cines de Mallorca recibieron por correo todo el material promocional de la película norteamericana de animación Toy Story 3. Aquella hubiera sido una entrega más en la historia de la distribución cinematográfica, de no ser porque para la mayoría supuso el estreno de las nuevas máquinas digitales que durante semanas habían instalado y puesto a punto en sus salas. Fue el principio del fin de las cintas de celuloide en 35 milímetros ‘de toda la vida’, de las bobinas y los platos, de las lámparas, las correas y el clásico traqueteo de la proyección analógica. También para los Multicines Manacor.

Manacor recupera las proyecciones en celuloide una década después del ‘apagón’

La película de celuloide. / Sebastià Sansó

«El apagón definitivo vino en 2014 cuando las distribuidoras dejaron de entregar películas en rollos y todo pasó a ser completamente digital», explica Jawhar Khabar (Casablanca, 1972) quien en 2004 entró a trabajar en las multisalas de la Ronda des Port, cuatro años después su apertura. Ahora, casi diez años después, ha vuelto a desengrasar conocimientos y técnica para montar el recordado western Pasión de los Fuertes (My Darling Clementine, John Ford, 1946) con Henry Fonda, que este jueves, 21 de diciembre, se proyectará en Manacor en un acto organizado por el Cinemaclub 39 Escalons y presentado por el afamado crítico catalán Quim Casas.

Un proceso laborioso

Khabar entra en la sala de proyección cargando una saca que parece pesar al menos 20 kilos. La deja encima de la mesa, la abre y empieza a sacar rollos comprimidos en cajas verdes. Hasta cinco. «Una película de dos horas de duración equivale a tres kilómetros de fotogramas...». La emoción es patente en sus ojos cuando empieza a enrollar la número cinco en la bobina y comprobar su estado. «Va a ser impresionante, porque la imagen en 35mm, se quiera o no, tiene una calidad fotográfica que nada tiene que ver con el digital, hasta con sus imperfecciones». Debe ser eso de ‘es como ir en bici’, porque Jawhar enseguida se pone en marcha y sabe exactamente qué hacer.

«Se tiene que montar desde el final hasta el principio para que quede a punto de proyectar». Para ello, dispone de dos bobinas ancladas a una mesa especial que además tiene un cortador de fotogramas, que al mismo tiempo sirve para unir las bobinas con cinta transparente y añadir las denominadas ‘colas’ del final para el fundido a negro después del The End. El montaje y la carga previa a la máquina de proyección sigue con la colocación de pequeños adhesivos naranjas para saber dónde están las uniones y poder volver atrás y otras pegatinas metálicas que sirven para apagar el proyector y encender las luces de la sala de manera automática.

Otro paso de la preparación de la película.

Otro paso de la preparación de la película. / Sebastià Sansó

Khabar enciende el proyector, una máquina Kelonik modelo Galaxy 140 HS, y es como volver al siglo XX: el arranque, el ruido, el haz de luz atravesando el patio de butacas. «Lamentablemente, en Mallorca ya quedamos pocas personas capaces de prepararlas para proyectar en 35mm… Miguel Baos de Ocimax, Joan Ramis del Augusta, yo y quizá alguno más». Y es que la digitalización, además de abaratar los costes de transporte y almacenamiento, supuso el despido y prejubilación de muchos profesionales del sector. «Antes tenías que estar pendiente de las bobinas y los platos en cada sesión, todo el tiempo para asegurarte de que todo andara bien… hoy en día ya no es necesario», comenta.

Aunque para que todo pueda salir bien esta tarde, antes ha tenido que haber un laborioso proceso previo de puesta a punto. Y es que pese a que los Multicines Manacor dejaron dos máquinas de los años noventa en previsión, «todo ha tenido que pasar por un mantenimiento tras una década de parón», explica Maria Antònia Llull, responsable de las salas manacorinas propiedad del grupo Aficine. «Se han cambiado correas y puesto aceite a los engranajes. Desde hace tres meses, cuando Toni Mas (presidente de 39 Escalons) nos sugirió la idea de una proyección clásica que trabajamos en ello con mucho cariño», explica.

La copia original de Pasión de los Fuertes proviene de Classic Films Distribucions SL, la empresa que gestiona Jordi Batet y que desde hace años viene surtiendo de filmes analógicos a todos aquellos nostálgicos y amantes de cine que alquilan copias originales. Esta proyección, que posiblemente no será la última organizada por el Cinemaclub 39 Escalons (y que en esta ocasión cuenta con el apoyo de Caixa Colonya), se enmarca dentro de un calendario en el que el colectivo irá añadiendo películas clásicas para el consumo y disfrute de todo aquel que quiera acercarse a Manacor.

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